Todo ocurre simultáneamente, localmente vemos a un grupo social, exasperado por la pérdida de poder, dispuestos
a hacer lo que sea para recuperarse, a escala mundial la ruptura de la burbuja
global nos inserta en otro escenario de guerra.
Y no se avizora
una posición cómoda para nadie.
Localmente,
el grupo social que busca el poder está dispuesto a generar todo el caos que
sea necesario para que se destruyan las imágenes de los bien posicionados
precandidatos a dirigir México. Y el ataque es en cualquier frente, desde
viejas historias de tesis hasta extraños sucesos en un transporte colectivo que
raramente era noticia.
Todo apunta
a que esto se agudizará por lo que se prevé que tendremos meses complicados,
pues entre mayor sea la pérdida de credibilidad del grupo desplazado, mayor
agresividad muestra en sus acciones.
Mientras
tanto en el plano regional, nuestro aliado inevitable, Estados Unidos, se
encamina hacia una recesión que tendrá efectos económicos impredecibles ahora
porque el gobierno mexicano está jugando las cartas de modo diferente. El modelo
económico de este poderoso país está enfrentándose a una reconfiguración del
mundo en donde perderá fuerza inevitablemente.
Irónicamente
el modelo alternativo de gobierno que ahora está en el poder parece tener
respuestas para ambos escenarios; fortalecer nuestra economía interior e
insertarnos en el nuevo mundo con una nueva fortaleza y autonomía. Pero nos
guste o no, esto se debe a la visión de un líder que tiene muy claro el destino
al que quiere llegar. Pero su periodo concluirá antes de que todo se resuelva.
Y es irónico porque durante décadas los “líderes de opinión” y los “expertos”
decían que este líder era un peligro para el país.
De sus sucesores
ninguno parece tener la fuerza moral, la habilidad política y la fortaleza para
mantener el rumbo de este modelo alternativo que se basa simplemente en la
transparencia, en entender que el gobierno es un representante de la sociedad. En
lo demás ha demostrado ser muy pragmático.
La alternativa está en todos
¿Cómo lograríamos
resolver este dilema? Se trata de un gran paso el que los ciudadanos debemos de
dar. Dejar de esperar que sea un líder el que continuará con el cambio, sino el
mismo movimiento que impida que haya retrocesos.
Y para ello
el reto es dejar de escuchar las voces de la “modernidad” que ha dado señales
muy clara que no sabe como resolver para el bienestar de todos el destino que
ha diseñado. Ni la ciencia, ni la política, ni la economía moderna plantean
bienestar verdadero para la población, al
contrario: su propuesta es el sacrificio y la privación, de lo cual no voy a abundar, cada
quien vive y hará conciencia de los limitantes que este futuro depara.
Las
visiones de vida de las antiguas civilizaciones que por siglos la modernidad ha
buscado destruir tiene propuestas que ofrecen mayor bienestar, libertad y mejor
convivencia social.
Es tiempo
de dejar de ver a los “indios” y a los “pobres” como incultos. Ni son indios,
ni son pobres ni son incultos. En el conocimiento de los más viejos, en lo que
decían los abuelos está la clave para construir un nuevo futuro, pero para ello
debemos dejar de lado la idea de que el bienestar está en tener un auto, una
licenciatura y ropa de marca. Sino apoyo social, comida saludable y uso de
energías limpias tradicionales: como caminar o moverse en bicicletas.
Y esto
podemos hacerlo todos, incluso los que tienen una abuelita francesa o un abuelo
catalán. El puro roce con el entorno social nos enseña si estamos dispuestos a
escuchar y aprender con humildad.
Image by Geralt
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