Quería ser solemne,
pero me gana la risa
El ciego que no escucha
Nunca en mi
vida me había sentido tan solo como ahora. Pero no me refiero a esa soledad
emocional que uno siente de forma dolorosa, aun a pesar de estar rodeado de
familia y amigos.
Mi soledad
se parece más a ese síntoma de locura que Saramago describió en su Ensayo sobre
la Ceguera, donde la gente dejaba de
ver, víctimas de un contagio inexplicable. En este contexto me siento como la
mujer del médico, quien fingía estar ciega para poder ayudar a su ser querido.
Pero a diferencia
de la novela de Saramago la ceguera que sufre la gente es planeada y quienes la
diseñaron aíslan a los que creemos que si podemos ver, para que no contaminemos
a otros. El sistema de asilamiento es sumamente eficaz, quien “ve”, no solo no
es visto, sino tampoco es escuchado, ni leído, ni considerado como una opción de
información en el proceso de decisiones del resto de las personas.
Es debido a
esto por lo que sentirme solo, en una sociedad de ciegos, no me afecta
emocionalmente. En realidad, es una decisión consciente que tomé en este
proceso de crear un estilo de vida alternativa en donde pueda ser yo mismo, sin
tener que aislarme físicamente del mundo.
Sin embargo,
desde mi locuaz posición de “ver”
estimo que la mayoría de mis
congéneres se encaminan hacia corrales digitales voluntarios y a veces pienso
que es una obligación moral decirlo, aunque nadie lo crea, es más, ni se entere.
Obviamente
me falta la madurez del sabio, quien con su silencio deja que los
acontecimientos ocurran sin el deseo de intervenir, por lo que a sabiendas de
que no seré percibido, expresaré lo que estoy viendo desde mi apreciada
soledad.
Un ojo cerrado
Antes de
este cambio drástico creía que veía, pero descubrí que lo hacía con un solo
ojo, tenía la capacidad de ver la mitad de lo que ocurría, pero con eso era
suficiente para empezar a estar disconforme.
La ventaja
de ver con un solo ojo es que yo no era un problema en la sociedad, la gente pensaba que era raro, me querían
convencer de que no viera, pero hasta ahí. Seguíamos adelante con la vida,
ellos en su ceguera yo viendo solo la mitad de lo que podía ver.
Pero algo
cambió en la mentalidad de los que no ven. De pronto se volvieron intolerantes
de las personas que veían las cosas diferentes a los que ellos percibían, de
modo que aquel que pensara diferente era desterrado. Así dejé de tener amigos y
conocidos para quedarme en una soledad campechana.
Si fuera
conspiranoico diría que algo grave está ocurriendo, pues mientras ellos se
volvieron intolerantes a personas como yo, por mi parte me volví intolerante a
la lactosa y al gluten. Y tanta coincidencia no puede ser azar.
Pero mi
paranoia no llega a tanto, simplemente pienso que esto es un sistema de pinzas
muy bien diseñado, en donde los deseos personales se fusionan con el discurso
encantador del “si te esfuerzas, puedes” para que todos prefieran cerrar los
ojos a la realidad y dirigir su ciega intención a aquellos que fortalezcan sus
creencias. Nadie entonces es ciego porque lo obliguen, sino porque así lo
prefiere.
Pero a pesar de este aislamiento, la vida seguía su curso sin sobresaltos, hasta que de pronto me llegó un golpe de realismo mágico al puro estilo de Rulfo o al estilo costumbrista mexicano que quizás inspiró al alma errante en Chilangolandia de quien después de nacer fue conocido como Kafka, que tuvo la mala ocurrencia de nacer en Praga. Bueno quizás no fue tan mala, aquí habría sido uno más de todos los que ven y nadie cree.
Nuca pude identificar su origen, lo que sí puedo decir que su llegada fue una sorpresa como un balde de agua fría… pero en medio de un chubasco: mis antiguos compañeros de lucha sonreían a lo más oscuro del planeta, mientras miraban como “la bestia” quien, sin ser un santo, podría derrocarlos. Mis enemigos clásicos, los reaccionarios, parecían tener una luz de entendimiento que me hacía pensar que fuera cosa de Lucifer y no de conocimiento, de modo que se dio una alianza extraña entre derechas e izquierdas, todos en contra de un líder internacional, odiado y temido, pero que me hacía ver que sí realmente es un problema no ver, ya sea con dos o con un ojo.
La realidad es menos evidente de lo que parece, el mundo está cambiando drásticamente por fuerzas poderosas pero no visibles y nosotros los humanos común y corrientes somos cono ganda en corrales electrónicos, pensando que nuestros problemas on otros.
Y alguien dijo ábrete Sésamo y vi
No sé
exactamente quien fue ese alguien, quizás un ente que me posee, o el nahual que
ronda mi casa, pero ante el destierro y el cambio de mis colegas me vi obligado
a ver quien era yo y mi relación con la realidad y habría que empezar desde el
principio: definirme
Y al igual
que Homero Simpson, quien en uno de sus capítulos intenta resolver un problema
complejo con un libro de alto nivel para terminar consultando el diccionario,
yo también me quede al principio, no he podido definir quien soy yo aun, pero
en el camino he tenido que destruir todas mis creencias, las fundamentales como
los principios de la ciencia, la historia y todo lo que se consideraba un hecho
consumado. Nada es real en su totalidad y por generaciones hemos vivido creyendo que
conocemos, cuando nos dedicamos a conocer lo que creemos, sin avanzar un ápice
en el entendimiento de lo que nos rodea.
Nada queda en pie
En esta
deconstrucción de la realidad no quedó ladrillo sobre otro ladrillo, todo dejó
de ser verdadero para mí, pero mi entendimiento no llega a tener la capacidad
de reconstruir o construir algo nuevo.
Ahora “sé
que nade sé”, frase que constantemente me repito a mí mismo. recordando a
Aristóteles. Ahora sé que tengo los ojos
abiertos para ver que la inmensidad de la realidad, pero ésta es es demasiado
para una persona que, ante el infinito de la realidad, es más
pequeña que un grano de arena en los oceános.
Ante este
escenario pensar en las derechas o en las izquierdas, en los liberales, los
neoliberales, los globalistas y los soberanistas, suena a que uno intenta creer
el último de los engaños que se basan en mentiras previas, las cuales a su vez
fueron inspiradas en una utopía, una realidad inventada o a una retórica bien
armada.
Ahora ya no
puedo basarme en nada, todas las explicaciones antes bases para direccionar mis
pensamientos y tan densas como el materialismo dialéctico o la ley de la
gravedad se están tambaleando, no solo por mí, sino por la visión de otros que
parecen ver, todo hay que repensarlo, porque en su explicación misma se ocultan
otras facetas de la realidad que no podemos comprender a través de las teorías que antes
era inamovibles.
Y no se
trata aquí de afirmar que ningún conocimiento es real. Al contrario, son perfectos
para explicar la realidad que vivimos y es necesario saberlos para poder
manejarse en ella.
De lo que
se trata es de evitar que se den conocimientos por sentados y definitivos. Todo
conocimiento puede ser mejorado, perfeccionado o corregido porque la realidad
es mucho más compleja, por que incluso no sabemos si lo que creemos como
realidad no sea más que una simulación y lo que pensamos que es vigilia no sea
más que una alucinación que nos permita vivir esa simulación.
Así que me encuentro solo y confundido, pero muy divertido para tratar de resolver en el embrollo en el que me metí. Bueno, para ser sinceros no tan solo. Cuento con la compañía de mi pareja, ella tiene la capacidad de ver más allá de lo visible, así que es mi guía en un mundo mágico e incompresnsible. Pero ésta es otra historia.
Aclaro que estoy confundido (vaya paradója) porque me está costando escribir sobre algo en lo que ya no creo. Estoy en esa fase en que creo en nada y no sé si vaya a superarla.
Tampoco
creo que haya alguien que me lo esté preguntando, en realidad se trata de un
diálogo conmigo mismo que quiero que se quede ahí publicado en ese enjambre de
información con crecimiento explosivo que solo lo leen los robots de la
inteligencia artificial.
Mi blog es como ese contacto de Whatsapp que nos ha bloqueado y que ahora usamos para recordar pendientes, como las listas de compras o los argumentos a recordar para una conversación.
Adiós a
este formato
Mi blog es como ese contacto de Whatsapp que nos ha bloqueado y que ahora usamos para recordar pendientes, como las listas de compras o los argumentos a recordar para una conversación.
Es divertido ser testigo de un cambio tan trascendental en la percepción de las personas, estoy convencido que en la medida que aumenta la cantidad disponible de información en internet, la gente leerá cada vez menos. La porción de la población que lee artículos completos disminuye irremediablemente. Yo mismo ya no me cuento entre ellos. Sólo leo unos párrafos en línea y me voy de esa página, porque hay más información disponible para entender lo que estoy buscando.
Esto
cambiará el modelo de negocio, especialmente porque la inteligencia artificial
hará que esto lo hagan ellos y no nosotros. Pero lo más importante, esto cambiará radicalmente nuestra forma de conocer y entender el mundo. Lo cual es apasionante para los que
ven con dos o un ojo. Un mundo de conocimiento está en el horizonte para
aquellos que vean modos alternativos de abordar la realidad, adquiriendo
conocimiento de un modo diferente a como nos lo proponen.
Debido a
esta tendencia que lleva años de manifestarse, pero que románticamente me había
aferrado a seguir escribiendo, éste quizás sea el último artículo que publique
( a menos que se me antoje publicar algo, pero será un capricho o un placer).
He estado probando otros medios como los vídeos, pero no es tan placentero como
escribir.
Tampoco me
afecta mucho. En realidad, me ha servido para terminar de escribir un libro que
llevo casi una docena de años intentando y que no he podido terminar. Me puse
un reto difícil de ejecutar, pero sólo por orgullo estoy a punto de terminarlo.
Bueno eso llevo diciendo desde hace cinco o más años, pero de hecho lo terminé
ya, lo di a revisar a alguien de confianza y su retroalimentación me inspiró algunos
cambios que estoy realizando.
Luego que
lo publique, intentaré otros formatos que he explorado y que me han servido
para explorar todos los recursos que ofrecen las tecnologías diseñadas para
hacer uso de la Inteligencia Artificial.
Para mi es
una obligación de los que pueden “ver” seguir probando nuevas formas de
comunicación alternativa. Es el único modo de impedir que nos volvamos
prisioneros de las celdas que se construyen en nuestras propias mentes.
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