¿Quién no recuerda a los Hermanos Macana en los dibujos animados de la televisión? Bueno quizá no muchos pues esta serie se transmitió por los 70s. Pero tengo la esperanza de que el hábito de las televisoras de retransmitir hasta el cansancio series viejas de televisión permita hacer este comentario entendible para todos.
Cada vez que veo a un equipo de trabajo pelear ante los malos resultados que obtienen, me recuerda a los Hermanos Macana. Podríamos decir que la derrota saca a la luz el troglodita que todos traemos dentro.
Los Hermanos Macana cada vez que perdían la carrera de autos en las que participaban, lo cual ocurría en casi todos los capítulos, terminaban golpeándose uno al otro en la cabeza, precisamente con la macana que siempre traían a la mano.
De igual manera ocurre con muchos equipos que participan y pierden. Normalmente alguien termina señalando a alguno de compañeros y les culpa de todo; justo cuando ya es demasiado tarde. El problema es que antes de la derrota todos están de acuerdo entre sí y nadie reclamaba nada. Si llegara a ocurrir que el equipo ganara entonces todos estarían felices y todos serían considerados campeones, incluso aquél que podría haber sido el culpable, en caso de que hubiesen perdido.
A este fenómeno que ocurre a menudo me gusta llamarlo “El síndrome de los Hermanos Macana” y lo menciono con muy ácida ironía cuando alguien molesta al equipo con críticas que en el fondo significan una verdadera actitud perdedora. La gran diferencia entre el triunfador y el perdedor es precisamente su actitud ante el fracaso. El primero aprende de él y toma la derrota como un reto personal a superar, el segundo busca a quien culpar y prefiere no intentarlo de nuevo.
La imagen fue tomada de La Plazoleta
Comentarios
Enhorabuena por tu blog.
Gracias.