Vi la reciente película de Netflix, “No miren arriba” por
mera casualidad. En una tarde opaca mientras esperábamos a saber si lo que
sentíamos era frío o nos habíamos contaminado con el bicho raro ese que todo
mundo teme, que antes era muy malo y profundo y para ser rápido y enigmático.
Ni siquiera reconocí que era Leonardo di Caprio el actor
algo gordo y viejo y que la actriz era una de mis favoritas para mirar, sin
importar lo que haga o diga su personaje. Simplemente veía la película con la
esperanza de que tuviera algo de comedida… y la tuvo.
Cuando apareció el empresario influyente no pude evitar
pensar en Bill Gates. ¿Es acaso esta película un mensaje conspiranoico?
Me quedé con el sabor de boca de que se criticaba a la forma
superficial de operar de la presidencia, la ligereza de los medios y el ir y venir
de opiniones diversas en donde todo mundo está seguro de tener la razón, aunque
uno más uno los de otro resultado diferente al dos. Pero lo más interesante fue
presenciar el momento en que la iniciativa privada cancelaba proyectos para
salvar a la humanidad y boicoteaba los de otros países para aprovechar la
llegada de metales precioso que venían en camino con el cometa, sin importar
que su llegada destruyera el planeta. Por supuesto el valor de las vidas y la
opinión de la gente nunca tuvo lugar en el proceso de decisiones.
“¡Qué historia tan familiar! Es lo que vemos a diario, lo
del cometa es sólo un pretexto, lo más atractivo de esa película es la intervención
de diversos agentes sociales ante la evolución del acontecimiento en donde al final
todos morirán, excepto los muy ricos e influyentes que tienen un plan de escape,
aunque dejen a sus seres queridos morir. Muy neoliberal”.
Todas estas ideas
rondaban en mi mente mientras intentaba dormir, pero la idea de que fura tan
duro el mensaje me quitaba el sueño y quería dormir, así que me dije: “No creo,
es sólo una crítica suave al sistema porque estamos en un mundo en donde se
puede decir de todo sin que nada pase.
Esto seguro que eso fue último que pasó por mi mente antes
de que mi garganta dominará el ambiente con sus sonidos carrasposos
La crítica entre expertos
Mi sorpresa fue cuando leí la crítica de la revista inglesaThe Guardian que la calificaba como una crítica sobre la apatía que genera en
la población el cambio climático y que la presidente era la parodia de Donald
Trump, un mensaje fallido según el autor.
¿Cómo fue que no me
di cuenta? Y yo tanto que la disfrute.
Pero con la crítica publicada en Reporte Índigo se regresó
mi sabor gustoso: es una película para reflexionar, porque estamos ante el
portal de una extinción masiva que han presagiado otros científicos y la sociedad
actúa como si nada.
Bueno no tan gustoso, está bien que haya que reflexionar,
pero si se fuera a acabar el mundo ¿para qué hacerlo?
Yo en mi caso quizás recordaría los soldados de la Segunda Guerra
Mundial que, ante la fatalidad de sus vidas, en donde cualquiera podría
perderla al día siguiente se desarrollo un apego por la canción Bésame Mucho de
Consuelo Velázquez, cuyo mensaje se vuelve terriblemente impactante cuando se
escucha desde esa perspectiva.
Cada uno ve lo que tiene dentro
En perspectiva no es una sorpresa que haya opiniones tan
diferentes de un solo mensaje, en realidad tanto la visión de los críticos como
la mía están reflejando lo que pensamos, porque nuestro cerebro está diseñado
para actuar así, busca sobrevivir, no conocer.
De modo que miramos nuestras propias convicciones, atendemos
los detalles que refuerzan nuestro pensamiento y la realidad pueda pasar de
largo sin que nos demos cuenta. Esto funciona muy bien para actuar por objetivos,
pero no deberíamos confiar en lo que vemos, aunque sea con nuestros propios
ojos.
Es interesante comprender que si lo que queremos es conocer
la realidad debemos primero de vaciarnos, no de llenarnos con conocimiento como
se empeñan en hacernos creer universidades y escuelas.
Lo que hacemos con ese conocimiento escolar es volvernos
funcionales para vivir en sociedad y quizás ganar más dinero, pero no para comprender
nuestro entorno.
Son privilegiados los que logran vaciarse para comprender mejor
la realidad y muy pocos lo logran, por lo que es posible que no sea el destino
de ninguno de nosotros, pero al menos podemos ser humildes con la opinión de
los demás y la nuestra, todas las visiones de la realidad son verdaderas para
quien las tiene.
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