Sí se puede volver a nacer



Para muchos intelectuales los libros de autoayuda son basura. Y los que los leemos basureros cuyos cerebros almacenan información inútil.
Por supuesto que es más donairoso deprimirse leyendo a Unamuno, o sentirse responsable de la humanidad siguiendo a Sartre, pedirle perdón a un caballo en nombre de Descartes al estilo de Nietzsche o dejarse arrastrar por la dejadez leyendo Opiniones de un Payaso de Böl.

Claro que así se vuelve uno un deprimido elegante y digno de un cuadro de Luis Pons.

Pero en el fondo no ayuda realmente. Te llevan a una especie de depresión catártica, en ocasiones cargada de vanidad y orgullo en otras de un sentimiento de que la vida y el mundo están al borde de un abismo sin fondo (De ahí el título del libro que escribí Al Filo del Precipicio).
Y para salir del hoyo depresivo se necesita de algo radicalmente diferente, Del regazo (al menos virtual) de un apoyo emocional que te diga que puedes hacerlo, por cursi que puede parecer a los ojos de los demás.

En mis momentos más difíciles me sirvió más leer El Secreto, tratar de comprender al inconsistente Osho o aguantar la diarrea mental de Chopra. Y luego reinterpretarlos. (Pero también en esa búsqueda encontré la profunda sabiduría de los practicantes del Zen o las complejas enseñanzas de Lao-Tsé)

Tampoco ayudan los libros de psicología, empiezan con encajonarte en definiciones que no encajan del todo contigo y que se convierten en una especie de anomalía anunciada. En donde -lo mismo ocurre con los horóscopos- ya no sabes si eres porque te dijeron que eras así o al revés.
Yo no soy una persona depresiva. La primera vez que lo estaba lo descubrí porque al arrancar mi auto escuché un ruido raro, tenía años que no revisaba el aceite del motor y lo mismo hice con el auto de mi esposa. Entonces me di cuenta de que había descuidado muchas cosas por vivir en un estado permanente de preocupación.

Y creí haberlo resuelto.

Pero eso no fue nada años después, cuando por primera vez en mi vida pensé que la salida más fácil a mis problemas podría ser el suicidio. La idea en sí misma me sorprendió tanto que busqué ayuda para salir de ese estado.

Pero no tenía dinero para pagar una terapia, ni ganas para contarle mis problemas a otra persona, quizás no había leído a Nietzsche o a Böl, o que no sabía nada sobre “La Nausea”.

(Si, la vanidad persistía en ese hoyo depresivo).

Sólo tenía internet y la radio que en esas épocas estaba sobrecargado de programas de autoayuda para las “amas” de casa que escuchaban radio junto conmigo, ellas en sus casas yo en mi hoyo depresivo.

Y así de forma gratuita leyendo artículos en internet, escuchando programas de radio y viendo
algunos vídeos en YouTube encontré mi propio camino para reconstruirme.

Con la ayuda de incontables manos anónimas salí adelante. Y estoy en deuda con ellas.

Por eso siempre ofrezco una copia de mi libro a todo aquel que lo necesita. Sé que les ha servido a muchas personas y eso es altamente satisfactorio para mí.

Si realmente necesitas ayuda, no dudes en pedírmelo, pero debes saber que cuando puedas debes pagar ese favor. Porque no es un regalo que deba fomentar tu egocentrismo.

Extiende tu ayuda a otra persona.

Lo que más me ha sorprendido de la gente que me ha dado retroalimentación sobre este escrito es que les ha servido a personas con problemas realmente diferentes a los míos
Y es que ha sido escrito con candidez, sin temor al ridículo, sin importarme lo que piensen los que saben, los intelectuales y los que nunca han caído.

Lo puedes obtener gratis en Kindle o pidiéndome una copia directamente a mí. Pero si no quieres quedarte con ninguna deuda, puedes comprarlo en Amazon.

Lo que sí puedo decir es que lo que me pasó en ese tiempo, me cambió radicalmente la vida.

Prácticamente volví a nacer. Muchos proyectos que tengo ahora, muchas palabras que uso a partir de ese momento y las lecturas que hago tienen ese origen
Puedo asegurarte de que es posible volver a nacer, justo cuando crees que todo ha terminado. Pero también he visto que mucha personas pasan por experiencias similares y no logran transformarse.
¿Cuáles serán sus motivos?

Más sobre miGustavo Guerrero





Adquiere el libro en Amazon



Comentarios