Freddie Mercury: no hay marketing más poderoso que morir



La hiperpoderosa industria del consumo está bien, de buenas y con sus engranes bien aceitados. Y hay una razón que lo explican, los años la han perfeccionado.

Morir es el umbral de una posible aventura para quien lo cruza, un dolor para los seres que lo aman, pero para la industria de los famosos es una excelente noticia de negocio.

Freddie Mercury es un buen ejemplo. No puedo hablar por mi generación, pues creo que no fui un buen ejemplo del consumismo, pero me he enterado de más detalles de la vida de este cantante por personas jóvenes que los que lo oímos por la radio de forma consuetudinaria en sus tiempos de gloria. Ya se le hizo una película, pronto quizás se le recuerde como un hombre de paz, amor y voz extraordinaria, aunque sólo lo último sea una realidad indiscutible.

Y es que después de muerto, el famoso ya puede hacer poco por cambiar su historia. Aunque puede haber sorpresas como la pasa a Mikael Jackson que ha revertido su imagen a pederasta, por regla general los famosos se convierten en una romántica línea continua de historias entretejidas, un mundo ideal para los mercadólogos y los publicistas.

 Denme un muerto y haré una leyenda, pretende decir el reverso de las tarjetas de negocios de  marketers de los famosos que seguro tienen la fórmula perfecta para construir ídolos sin que el objeto de su promoción eche a perder su trabajo por razones humanas.

No quiero reducir la importancia que para los fanáticos de Mercury tenga el que se haya encontrado un audio inédito que se difunde por todas partes (como la voz de Frida Kahlo de hace unos días) pero este vídeo supuestamente mezcla la grabación de la melodía Times Waits for no One en vídeo oficial con un hallazgo histórico en donde el cantante sólo es acompañado de un piano, lo que destaca lo que es, sin duda, una voz extraordinaria.

Por si no lo has visto:



Pero es importante una advertencia. Para que el marketing funciona debe ser famoso, la muerte de no ser extraordinaria o ridículo no encumbra en la pirámide de la fama a nadie, así que no lo intentes. 

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