Ante la
infinidad de interpretaciones que se le hace a lo que expresa el presidente de
México es difícil discernir con claridad el significado de sus expresiones que
van más allá de un discurso, sino que se trata del planteamiento de un cambio
de régimen
Porque,
aunque lo propietarios del régimen anterior lo quieran presentar así, no es ni
dicharachero, ni ocurrente, ni dice cosas sin fundamento. Tampoco está
empleando técnicas de propaganda fascista repitiendo un concepto hasta que la
gente lo crea, como ha sugerido una pluma (en este caso un tecleador) pagado
por los propietarios del régimen anterior.
Detrás de
su discurso hay una “racionalidad política” en los términos en cómo los definió
Foucault: es la expresión de una serie de conceptos que tienen como fin
legitimar y diseminar un régimen particular de conocimiento que se centra en
verdades que lo organizan y el mundo que lo crea.
Se trata,
en otras palabras, de una reinterpretación de la realidad y la destrucción de
la interpretación anterior, la que define como neoliberalismo:
Desde mi
modesto punto de vista es muy difícil comprender lo que está ocurriendo si sólo
se observa lo que está ocurriendo, por muy minucioso que se haga el análisis.
Antes hay que entender en qué consiste el régimen anterior
Y para esto
el libro de Wendy Brown es ideal. La autora explica como hemos sido capturados
por un régimen en donde todo tiene un valor económico:
“Con el neoliberalismo lo que está en juego es, nada más y nada menos, la forma de nuestra existencia, o sea el modo en que nos vemos llevados a comportarnos con los demás y con nosotros mismos… Los ciudadanos ya no son en el sentido más importante elementos constitutivos de la soberanía, miembros de públicos o incluso portadores de derechos. Por el contrario, como capital humano, pueden contribuir al crecimiento económico o ser un lastre para él, puede invertirse o liquidarse, dependiendo de su potencial para la mejora del PIB”
Leer a Brown
no es fácil, al menos para mí. Llevo semanas leyendo e interrumpiendo su
lectura para poder comprender el alcance de lo que demuestra, básicamente que la
visión ideológica del neoliberalismo no sólo tuvo la habilidad de superar
ideologías como el socialismo o el fascismo, sino que se recreó a sí misma para
convertir lo económico en el centro de la existencia de la raza humana, los
países y cada uno de sus individuos: nada tiene importancia si no tiene un
valor económico.
Pero sus
aparentes bondades nos han llevado a lo que el título del libro de la autora
dice: a un pueblo sin atributos
Lo que
Andrés Manuel López Obrador está haciendo, en su papel de presidente, es intentando
restaurar esos atributos que hemos perdido como pueblo, no por un regreso al
pasado, sino como una recuperación de nuestra libertad y valor como individuos
más allá de lo económico y nuestro lugar en la globalización.
Para una
persona, que esté muy inserta en la ideología neoliberal, esto puede parecerle
un disparate, por eso llama la atención que menosprecie la opinión de los
expertos y se de valor a la del pueblo, afirmando que el pueblo es sabio.
Como he
dicho no se trata de una ocurrencia, sino de sistema ideológico y cultural que se
ha construido por milenios y que aun conservamos a trozos en nuestro
pensamiento. Por supuesto como individuos somos contradictorios, pero como pueblo
hay una sabiduría subconsciente que se refleja en nuestras decisiones diarias,
nuestra solidaridad y nuestra convivencia con los demás. Las cuales también
están contaminadas por la ideología neoliberal en donde el dinero es más importante
que la vida o la familia.
Por eso
López Obrador habla de los valores morales como una forma de cohesionar esa sabiduría.
Y también por la misma razón no le da la importancia al castigo de los que
cometieron delitos en el pasado, pues al hacerlo dividiría al pasado régimen
entre buenos y malos y el no desea eso, lo que busca es que los ciudadanos
estemos conscientes de que es el régimen neoliberal el que nos llevo a este
hartazgo y deterioro de la situación económica, social, familiar y personal.
Para mi por este régimen neoliberal se ha considerado a la depresión como la
enfermedad del siglo XXI
Quizás sea
difícil para nosotros comprender porque no encarcelar a los culpables de la
corrupción, porque no hemos entendido aún que, parafraseando al discurso de
propaganda de López Portillo, “la corrupción somos todos”
El discurso
de hoy, dado en las conferencias mañaneras, tiene el tinte de ser histórico por
el esbozo de lo que será el nuevo régimen que AMLO plantea.
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