Un golpe de humildad




Me pidieron una opinión sobre una propuesta audaz y mi respuesta fue “no sé qué opinar”

-Pero tú ya has escrito sobre el tema, alguna opinión debes de tener -replicó la persona que me había hecho la pregunta

-Si -le contesté- pero hay ocasiones que la experiencia no te da conocimiento sino un golpe brutal de humildad.

La frase que contiene el gráfico de este post es irónica, ya que cuando puedes haber acumulado el conocimiento suficiente sobre algo, descubres que la realidad es infinitamente más rica y que nada puede ser rotundamente cierto.

Fue en la preparatoria cuando leí sobre la conocida frase de Platón: “Sólo sé que no se nada”. Lo leí de nuevo en la universidad y con seguridad me encontré con esa frase innumerables veces en mi vida profesional, siempre pensaba que había que tener presente que nada es absolutamente cierto, pero lo olvidaba en la práctica y en innumerables ocasiones defendí mis certezas.

El conocimiento teórico es una brizna en el viento, no significa nada haber leído algo y repetirlo de memoria, incluso no sirve de nada llevarlo a la práctica, porque es como vivir en un dogma. Es ponerse una venda en los ojos para continuar con la vida repitiendo el conocimiento que a uno no le pertenece y que uno en el fondo no comprende.

Comprendí que así había vivido durante décadas justo en el momento en que reconocí que realmente no sabía nada. En ese momento todas mis certezas se hicieron pequeñas.

Intuí, entonces, que la realidad es tan inmensa que tiene la capacidad de contener varias verdades contradictorias y aun así ser mucho más compleja que todas sus explicaciones. Entendí -además- que eso que llamamos conocimiento consciente no es más que una porción mínima e insignificante de nuestro conocimiento total, el consciente y el inconsciente el cual no podemos entender porque no pasa por nuestra mente, donde reside lo que llamamos entendimiento.

Nuestras teorías son intentos vanos que buscan certezas porque vemos un universo cargado de incertidumbre. No tenemos respuestas, por lo tanto, las inventamos para sentirnos más a gusto en nuestras vidas.

Y sin embargo necesitamos movernos. No podemos pasmarnos ante la contundencia de que en realidad no sabemos nada con absoluta certeza, pero la tónica de la vida cambia: el entendimiento no es certeza, sino humildad.


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