Cuando la reputación nos alcance en la era de la transparencia




La reputación digital, es nuestra reputación real. Al menos así lo ve Michael Simmons en un profundo artículo que escribe para  Business Insider: Todo lo que publiquemos consciente o inconscientemente en cualquier plataforma digital pasa a formar parte de lo que la gente llegue a pensar de nosotros, especialmente la que no nos conoce.

Gracias a la lectura de este artículo conocí la plataforma Refresh y lo probé. Me llevé una impresión muy grande por todo lo que registra de mí, pero también de otras personas- Así me enteré por ejemplo del nombre de la pareja y de los nombres de los familiares de un popular twittero que sólo conozco superficialmente. La exhibición es implacable. Por fortuna no todo mundo le pone tanto esmero a lo que hace en la red y aún hay muchos vacíos de información… que eventualmente se ocuparán.

Es muy poco lo que podremos hacer al respecto. Nadie puede controlar la información que vinculan las plataformas digitales como Facebook, Google, Twitter o Linkedin, Todo se muestra, incluso nuestros cambios de ánimo. Así que lo único que podemos hacer es cuidar lo que publicamos en la red, especialmente fotografías y relaciones familiares que no deberíamos estar exponiendo.

Es muy importante reiterar que si no podemos evitarlo hay que por lo menos controlarlo. En este artículo de Simmons  habla de cómo las personas incluso son muy audaces para hablar de aspectos personales que en otros tiempos se mantendrían en secretos con el objetivo de llamar la atención a personas que les son similares en su modo de pensar.

Sugiere que si uno es auténtico el riesgo de ser atacado por otros y dañar la reputación es mínimo, pues lo que afecta es la deshonestidad y el engaño. Es decir es momento de construir relaciones o redes auténticas en lugar de las que usualmente hemos construido (redes por defecto) que son bastante acartonadas ya sea porque nuestro trabajo, familia o amigos tradicionales lo ameritan o porque simplemente creemos que es necesario dar una imagen un poco mejorada de lo que realmente somos.

Me parece que esta óptica del tema suaviza levemente las asperezas que se han producido por  la invasión a nuestra privacidad que trajo consigo las redes sociales. Pero pone en jaque la práctica tradicional de la publicidad y la propaganda o, quizá más modernamente dicho del marketing invasivo y del marketing político que han pretendido construir una imagen aun a pesar de que se separe de la realidad del que está representando.

La honestidad será clave para construir redes auténticas ¿Estamos preparados?

Lee el artículo de Simmons aquí.


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