El poder absoluto de tu consumo

¿Qué país prefieres? ¿Uno como el que ya conoces con grandes marcas que dominan todo pero con muy pocos con dinero para adquirir lo que les gusta? u ¿Otro en donde las marcas no tengan éxito, se desalienten, nos critiquen, presionen, pero la gente esté en un  mejor nivel económico y social?

Lo mejor sería estar en los dos mundos, pero esto es lo que han intentado muchos y si miras alrededor nada está funcionando porque todos esperamos que otros lo resuelvan. 

He leído varias notas en torno al riesgo que corren las tienditas de la esquina por las nuevas reformas fiscales. Me da la impresión que a nadie le preocupa. Pero ahora los expertos en economía dicen que con la caída de expectativas de crecimiento del PIB el consumo se desalentará y el gobierno tendrá menos impuestos. Entonces ahora si se están preocupando….a nadie ni a los políticos, ni a los empresarios, es más ni a los académicos, les gusta la idea de que el consumo se caiga.

Tampoco nos gustará a nosotros, los consumidores. Lo más probable es que tengamos menos dinero para comprar y muchos compromisos por cumplir, así que quizás sea el momento de ver la situación desde otra perspectiva.

 Un consumo reestructurado por los propios consumidores no sólo sería la protesta social más clara en contra de las medidas impopulares del gobierno y la venta de ventajas psicológicas de las marcas, sería también una herramienta para incentivar el crecimiento real de la sociedad por la sociedad misma.

La idea suena imposible, pero tiene la ventaja de que  puede ser hecha de forma personal, sin necesidad de esperar a que los demás lo hagan. Muchos incluso ya lo están practicando, por intuición, por convicción o por hartazgo, pero aun no son mayoría. Así que entre más hablamos de estas posibilidades más se podría dar un cambio.

Éstas son algunas formas de hacer que tu consumo sea revolucionario:

Camina o conduce bicicleta. No necesitas entender si la privatización de Pemex está mal o bien. Al dejar de consumir gasolina tendrás muchos beneficios: menos gastos de auto, más salud al hacer ejercicio y la posibilidad de redescubrir el mundo que has dejado de percibir por ir en automóvil
Deja de comprar en el supermercado. Compra en las tiendas de tu entorno, al señor que vende verduras en el tianguis de los sábados a la que vende quesos y cremas en el mercado local. Levarás comida a otras mesas y las tienditas de la esquina ya encontraran la forma de pagar sus impuestos. Si hay ventas todo se podrá.

Deja de comprar productos industrializados. Ésta es quizá la más difícil de todas. No sólo por nuestros hábitos, sino por la oferta misma, prácticamente todo está industrializado, quizás no habría otra forma de alimentar a estas gigantescas ciudades. Pero hay alternativas, deja de consumir jamones y refrescos, panes de caja. Compra un poco de vegetales frescos o de plano si no puedes a las señoras que encuentras en las esquinas sentadas en las banquetas y venden comida para llevar.
No más paseos a plazas comerciales, ni cines, ni restaurantes de cadena.  Cambia tus caminatas a parques, a calles de la ciudad, cambia tu diversión por actividades de convivencia real en tu casa o en la puerta de tu casa. ¿un cafecito? Olvídate de las  grandes cadenas de cafés. Aprende a prepararlos tú y procura comprarlos en tiendas que no sean de cadena. Los productores mexicanos están sufriendo ahora un cambio importante de sus plantaciones por una plaga que les está afectando. Necesitan nuestro apoyo.

Todo lo que he dicho lo llevo practicando de forma regular, sin afectar mi vida social. Si me citan en un Starbucks acudo a él. También voy a supermercados y a plazas comerciales, pero cada vez menos y esto está cambiando mi percepción. He descubierto nuevos lugares, nuevas personas y nuevas formas de vida. También he descubierto que vivo menos presionado por no tener lo que no puedo tener.




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