Los expertos la cuestionan. Las empresas especialmente las
de escala mundial aseguran constantemente que no es su estilo de
administración, pero en los pasillos muchos de sus ejecutivos aseguran de que
si existe y que es terrible. Estoy hablando de micromanagement, un estilo de
liderazgo que se distingue por el control excesivo y la atención a los
detalles.
Ron Ashkenas escribe en la prestigiosa publicación Harvard
Business Review que en sus investigaciones econtró que muchos afirman sufrir el micromanagement pero
nadie acepta ejercerlo. El experto dice que este estilo surge por la necesidad
de información de los ejecutivos ante la presión de las mismas instancias de la
empresas, especialmente ocurre en los gerentes que se siente desconectados por
no estar en contacto con el frente de batalla. Esto crea una necesidad
inconsciente de información y cuando ésta converge con un estilo centrado en lo
operativo, a menudo esto desemboca en un fastidioso y destructivo estilo de micromanagement
Claro que también debe haber otras razones menos
psicológicas de otro modo no se explicaría porque Microsoft lo ve como una
oportunidad de negocio al desarrollar una solución tecnológica que controlará
con lupa todo lo que un empleado esté haciendo, desde sus actividades en las aplicaciones
en su computadora, es decir el tiempo dedicado al correo electrónico, a navegar
en internet o los procesadores de texto, hasta mediciones extremas como las
conversaciones en las oficinas, los gestos e incluso el tipo de ropa con el que
se asiste a las reuniones.
El objetivo de la solución que ahora está en trámite de
patente, explican sus promotores es influir de forma más efectiva en la
conducta dentro de la oficina: “los empleados pueden confiar más en sí mismos,
mostrarse más felices y seguir en la línea con lo que el departamento de
recursos humanos considera como buenas prácticas”.
El uso extremo de los términos “empleados felices” casi me
ofende.
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