Hasta el momento el hidrógeno ha llamado fuertemente por ser
un combustible no contaminante que resolvería el problema de contaminación
generado básicamente por los automóviles, pero hasta ahora no había forma
competitiva para su producción. Además de que la industria necesita el negro de
carbón como materia prima.
Una solución a este problema puede ser la plataforma de
tecnología prometedora por Espen por Stoke, de Noruega, que logró dividir el
metano en carbono e hidrógeno con plasma frío. Esta reacción se puede lograr a
temperatura relativamente baja mediante la aplicación de las microondas. La
materia prima, el metano, se puede obtener en las plantas de biogás, con lo que
está disponible en abundancia por la recogida de excrementos de animales y el
agua negro de los hogares.
Si esta tecnología se utiliza para producir combustible para
los vehículos, su operación obtendría una factura negativa de carbono. Esto
significa: que entre más kilómetros manejes con un autobús, propulsado por hidrógeno
obtenido por el método de plasma frío, más desaparece el gas de efecto
invernadero. Si los reactores de plasma frío se instalaran en el lugar donde se
encuentran las plantas de biogás el hidrógeno podría ser utilizado por la misma
comunidad.
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