El cambio es para quien lo conoce


La convergencia de cocimientos que nos está permitiendo la red implicará cambios estructurales en nuestro modo de vida, trabajo y aprendizaje.  Al menos esto es lo que debería ocurrir en cada uno de nosotros al enterarnos de que muchas de nuestras decisiones y actividades afectan no sólo nuestro desempeño  diario  sino  además nuestra salud.

Ayer comentaba sobre la importancia de despertarse de en la fase adecuada para mantenerse activo durante el día. Pero al parecer la importancia de escuchar los relojes de nuestro cuerpo nos convertiría en personas mucho más saludables, aunque esto implicaría un cambio en nuestras actividades de trabajo y de 
entretenimiento.

De acuerdo con esta nota, cambios en los horarios para empezar a trabajar más tarde, tomar medicamentos en la noche, dormir más temprano podrían no sólo hacernos sentir mejor, sino incluso existe la posibilidad de evitar enfermedades como el cáncer

Estos ritmos internos, propios de nuestra naturaleza, chocan contra nuestros conceptos culturales  fuertemente arraigados. Ideas como “el que madruga dios le ayuda”, “lo que no te mata te hace más fuerte” o la tendencia a divertirse en la madrugada, en realidad lo que están haciendo es hacernos menos eficientes y más propensos a perder la salud.

Sin que nos demos cuenta, grano a grano, estos conocimientos ahora compartidos a través de la red, sin limitación alguna,  implicarán  cambios en nuestras valoraciones de las actividades, de una forma tan importante como las redes sociales lo están siendo ya para la política y el gobierno.
La convergencia de la red está provocando una revolución cuyo impacto aún no tenemos claro, pero que está afectando todo lo que nos rodea: la educación, el trabajo, las relaciones sociales, la concepción del mundo y  otros ámbitos que de modo imperceptible cambian para nunca antes volver a ser iguales

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