Yo fui zombi

A pesar de los miles de años que lleva el trabajo de haber sido inventado, la sociedad continúa afrontando el reto de equilibrar la productividad con la existencia total de un ser humano. Aunque muchas empresas, algunos países y uno que otra idea trasmitida a través de creencias religiosas lo avalen así, el ser humano no nace solamente para trabajar.

Es muy importante ser productivo y se ha demostrado que aquellas personas que buscan modificar su entorno para mejorarlo obtienen un mejor nivel de vida. Pero aún en estos ejemplos se toca el punto más importante: el nivel de vida. El otro lado de la moneda tampoco lo justifica: No se trata de apoyar la vida improductiva de los Ninis, cuyos gastos de vida terminan siendo subsidiados por el resto de la sociedad.

El tema es el equilibrio. De cómo ser intensamente eficiente y útil en el trabajo sin que por ello se tenga que hacer a un lado otros ámbitos trascendentales de la vida como es el cuidado de uno mismo, la vida en pareja y la familia. Existen cientos de consejos para evitarlo, pero en la práctica no es nada sencillo ser eficiente en todos los ámbitos. Es muy claro que entre más éxito se obtiene en la carrera profesional, más tiempo y energía exige.

De modo que los buenos colaboradores se convierten en una especie de zombis en el resto de los ámbitos de su vida. Si no es que en todos, pues el estrés que provocan las exigencias del trabajo termina por ponernos en el modo de piloto automático la mayor del tiempo de vigilia.

A estos retos, todavía sin resolver, hay que agregar unos más. La mejora continua de la conectividad, ligada con la necesidad del permanente abatimiento de costos que requieren las empresas, está volviendo cada vez más importante el trabajo en casa.

Nos guste o no, la tendencia a encontrar trabajos que se realicen desde casa se irá incrementando con el tiempo, pues las exigencias del nuevo orden económico así lo exigirá. Pero parece que no estamos preparados aun para ello.

Irónicamente el ahorro en tiempo y en costos que le puede significar a una persona trabajar en casa se puede convertir en un problema, pues ahora dependerá de la persona misma lograr un equilibrio entre las responsabilidades familiares, sociales y el trabajo, pues ahora no habrá una oficina que le impida separar estos ámbitos.

Además, el paso del tiempo puede provocar un aislamiento en las relaciones profesionales de estos trabajadores de casa, generando un problema de competitividad, actualización e incluso de ánimo laboral. El dilema es claro, si trabajamos descuidamos otros ámbitos importantes de la vida, pero si podemos llevar este trabajo a casa estos ámbitos nos pueden desequilibrar y volvernos altamente improductivos.

Todo indica que es tiempo de reconsiderar lo que realmente queremos con el trabajo, prepararnos para ser dueños de nuestro propio proyecto de carrera y dejar de esperar que los demás lo resuelvan. Hay que intentarlo y sé que no es fácil, lo sé por carne propia, pues yo también fui zombi.

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