Apoyar y discutir la propuesta #ApuestaMéxico

Una chica española salió del aeropuerto de la ciudad de México y recorrió el pasillo que le llevó a la estación del Metro. Después de pagar su boleto, cruzó el torniquete y se detuvo a leer la señalización. Como no la entendió, se acercó a un policía a quien le pidió instrucciones para llegar a la estación Insurgentes. El policía fue lo más amable y explícito que su corto vocabulario le permitía.

-“Entonces me voy hasta Pantitlán, de ahí tomo la línea rosa que me llevará hasta la estación Insurgentes. ¿Es así?-dijo la joven de España que a todas luces se veía recién llegada al país.
-“Sí”, contestó el policía con una sonrisa
-¿Y cómo me voy a Pantitlán?
-El tren lo puede tomar por este pasillo –y el agente le mostró un corredor que estaba a sus espaldas.
-Pero ahí dice “No pasar”
-“No, eso no importa, usted vaya por ese pasillo y espere al Metro, no tarda”
-Pero ¿cómo me dice que vaya por este pasillo si ahí dice claramente que no se puede pasar?
-Le digo que no importa señorita. Ande, pase por ahí…

La chica española prefirió alejarse de ahí, sin entender claramente lo que pasaba con este agente de policía que le decía que rompiera una regla claramente expresada en una señal del Metro.

Era obvio que en ese breve diálogo ocurrió un choque cultural que refleja nuestra condición actual de desprecio a las leyes y normas. Es probable que tengamos todo el potencial natural, arquitectónico, arqueológico y culinario para ser una potencia turística, pero a pesar de nuestra amabilidad y hospitalidad, no estamos preparados para recibir a personas de diversas culturas y crearles un ambiente confortable

Horacio Marchand publicó una larga e interesante reflexión para proponer a la gente que deseamos un cambio en el país, hagamos una apuesta por México. la cual ha tenido una buena aceptación de twitteros entusiastas que están apoyando la causa con el hashtasg #apuestamexico.

Este esfuerzo tiene por supuesto todo mi apoyo, especialmente por el entusiasmo de algunos twitteros amigos como @moreketing. Sin embargo me parece que esta propuesta debe de tener las características que tiene toda la información que se trasmite por la red: se difunde, se promueve, pero también se analiza y se discute.

Y es que con la experiencia que tuve con #MexicoLider llegué a la conclusión de que no se puede promover una imagen de liderazgo y éxito cuando el país aún no ha resuelto muchas áreas de oportunidad que son evidentes.

No estoy hablando de los millones de errores que se realizan conscientemente a diario por muchos de los miembros que componen los diferentes gobiernos del país. Es obvio que necesitamos un nuevo liderazgo, mucho más honesto y con capacidad de un cambio hacia la productividad y el desarrollo. Pero si nos atenemos a la frase mil veces cuestionada “los pueblos tienen el gobierno que se merecen”, podríamos detenernos un momento a reflexionar sobre este tema.

Caminar por la calle en lugares no exclusivos de la Ciudad de México, puede darnos una respuesta a este planteamiento. Los ciudadanos no nos sentimos responsables de nuestro entorno, incluso algunos pensamos que alguien debe de cuidar lo que nosotros maltratamos.

Tenemos una tierra tan fértil y un clima tan beneficioso que hace la vida es demasiado fácil, lo que ha dado por resultado que la vida no tenga casi valor. Mi abuela acostumbraba enterrar hasta la mitad las semillas de aguacate en sus macetas y casi todas daban por resultado el germen de un nuevo árbol de aguacate, que casi siempre desechaba porque “tardaría años en dar frutos”.

El clima es tan benigno que de las miles de personas que no tienen hogar en la ciudad de México muy pocas mueren de frío o de calor. Duermen bajo los puentes o en cualquier calle oscura mostrando a diario que la vida es posible aún en las peores condiciones.

El ejercicio de la ley es tan ineficiente que se puede robar, matar y dañar el patrimonio de los demás con un riesgo del 2% de que seamos detenidos. Pero si se tiene un buen abogado, entonces no se tiene casi nada de riesgo. Esto ha dado por resultado que todos pensemos que las leyes son para romperlas, no respetamos nada, ni las luces del semáforo, ni el pago de los impuestos, ni el derecho de circulación de los demás. Queremos que la ley se aplique con los otros, pero nos defendemos como guerreros cuando a alguna autoridad intenta ponernos en orden.

Los ciudadanos nos hemos beneficiado del desorden y del desinterés del gobierno por nosotros. No tenemos un seguro de desempleo, pero es tan fácil entrar a la economía informal que parece que realmente no nos preocupa realmente las crisis nacionales y mundiales. Podemos vender cualquier cosa en la calle y sobrevivir sin pagar impuestos, dañando el medio ambiente y apropiándonos de espacios de circulación de las personas, haciendo del derecho público un derecho personal.

Bajo estas circunstancias y otras más (que ya no quiero explicar porque decir todo esto no me hace nada popular) la solución va más allá de buenas campañas de mercadotecnia. Lo que necesitamos los mexicanos es hacer una profunda revisión de quienes somos realmente, reconocer nuestras áreas de oportunidad y empezar a trabajar en ellas con un programa de reeducación que vaya más allá de las escuelas (tomadas ahora por intereses comerciales y políticos), que recupere la grandeza del conocimiento por la búsqueda de la verdad, de la productividad para garantizar la supervivencia de la sociedad, de la cultura como un medio para humanizarnos y hacernos más sensibles, que recupere la política como una forma de organizar y beneficiar a la sociedad entera, que haga a los individuos responsables con su entorno y con quienes le rodean.

Lo importante de la propuesta #ApuestaMéxico es que demuestra que hay personas con gran interés por mejorar nuestra situación. Este interés es la semilla de un cambio para México. Por eso es importante difundir esta propuesta, discutirla y enriquecerla, si realmente se busca en cambio.

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