@Amor #hoytoca, no te bañes #tequiero tu @NapoleonBona

No se adelanten en imaginar algo. No me equivoqué. Sólo se me ocurrió escribirlo para ejemplificar los cientos de mensajes que me llegan por Twitter, la mayoría de los cuales no quiero leer.

Ya desde Aristóteles se sabe que el hombre es un animal social pero Twitter le puso una tribuna con alcance mundial para expresarse. Lo importante ahora no es que el hombre sea escuchado, sino que pueda expresarse y todos quieren decir algo. Aunque sea un simple "hahahahaha #risa".


Además de la ironía, sin abandonarla, el tema de esta ansia de expresión humana tiene varias aristas para pensarse. Se me ocurre reflexionar al menos sobre tres:

-La primera es obvia y podría ser hasta negocio Con Twitter todos necesitamos un curso rápido de branding personal (¡quizás por Twitter!). Con este invento casi diabólico de Jack Dorsey todos estamos en riesgo de dañar fuertemente nuestra imagen personal. Desde políticos hasta artistas, no paran de disculparse por expresiones personales no pensadas adecuadamente.

-La segunda tiene una dosis de #filosofía, pero de banqueta. Esta cualidad aristotélica de “zoon politikon” del hombre tiene un impacto en todos los ámbitos y debemos entenderla. Jon Lee Anderson periodista célebre mundialmente por arriesgado que ha cubierto la toma de Irak, y ha entrevistado a personalidades controvertidas como de Augusto Pinochet, Fidel Castro, Hugo Chávez y a Mahmud Amadineyad dijo recientemente en una entrevista “los capos mexicanos son criaturas muy sociables, les gusta presumir, son ostentosos. Su violencia es parte de esa ostentación de poder ”. En este sentido, la expresión es también una forma de poder. La fórmula es demasiado simple: nos expresamos porque podemos hacerlo y eso nos gusta. Twitter es –por lo tanto- poder.

-La tercera es inútil si nadie encuentra negocio en esto.¿Cómo convertir en algo productivo este deseo de expresión, que hace sentir tan bien a quienes lo usan? Si al expresarnos aprendiéramos algo, quizás este ejercicio expresivo podría convertirse en un nuevo modelo educativo, pero parece que cuando decimos algo, nuestras propias palabras no dejan percibir lo que ocurre alrededor, así que todo se queda en un parloteo inútil, hasta que a alguien se le ocurra algo genial. Quizás los gurús de las marcas encuentren que es buena idea patrocinar las hashtags y que en lugar de decir #hoytoca digamos #sico, entonces al menos ganaríamos algo de dinero por hacer publicidad (¿podría patentar esta idea?)

(Creo que con este post yo también tendré que disculparme a través de Twitter)

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