Han pasado varías décadas de que empezó la aventura de la conectividad. El inicio es ahora de risa, pero en su momento significó un importante avance tecnológico: una computadora personal conectada con otra simplemente para compartir recursos e información, pero que potencialmente simbolizaba la capacidad de conectar nuestras mentes.
Quizás no nos hemos dado cuenta de lo que esta conectividad significa, pero baste con hacer una simple búsqueda en Google para encontrar el resultado de los pensamientos de miles o quizá cientos de miles de personas que pueden decir algo al respecto de esos términos puestos en el cuadro de búsqueda.
Sin embargo todo indica que un paso aún más importante se está dando con el advenimiento y la práctica de las redes sociales. Parece cuestión de tiempo para que la gente empiece a darse cuenta que el éxito de los proyectos dependerá en gran medida del aprovechamiento de unas de nuestras cualidades como especie: el pensamiento cooperativo.
De acuerdo con Michael Tomasello co Director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig y Manchester y del Centro de Investigación de Primates Wolfgang Köhler, los “Homo sapiens están adaptados para actuar y pensar cooperativamente en grupos culturales hasta un grado desconocido en otras especies. De hecho, las hazañas cognitivas más formidables de nuestra especie, sin excepción, no son producto de individuos que obraron solos sino de individuos que interactuaban entre sí, y lo dicho vale para las tecnologías complejas, los símbolos lingüísticos y matemáticos, y las más complicadas instituciones sociales”.
Hasta ahora el uso dominante de las redes sociales ha sido sólo para entretenimiento, intereses personales y fines comerciales casi siempre inmediatos En el mejor de los casos ha servido con mucha utilidad para trasmitir noticias por parte de los ciudadanos o para promover causas sociales. Empresas con más recursos se nutren de información de los consumidores y de sus usos y hábitos en la red; pero todo esto no es lo único que puede hacerse en las redes sociales.
Bajo la perspectiva del uso cualitativo, desde hace años empresas como Lotus ahora con IBM, Microsoft y ahora Google han buscado darle a esta capacidad de sociabilización un uso productivo con el objeto de hacer más eficiente la operación de las empresas. El concepto se le definió originalmente como “Grupos de Trabajo”, en donde se parte de la idea de que el conocimiento se vigoriza cuando es compartido de forma adecuada, ordenada y sobre todo fluida. Muchas empresas invierten importantes sumas de dinero para lograr este objetivo.
Pero quizás el uso más claro de este pensamiento cooperativo es el concepto de “wiki”, una herramienta que permite crear contenido, modificarlo y compartirlo por la propia comunidad. Muy similar a lo que ha ocurrido por milenios en la creación de conocimiento y cultura por la especie humana. En el momento en que los grupos sociales unidos por un interés específico desarrollen el modo de unirse para compartir su conocimiento vamos a trasladarnos a otro nivel de conocimiento humano, uno en el que como en el paleolítico o en los talleres de la edad media, no tendrían que tener un dueño que cobre derechos de autor, o que quiera aprovechar ese conocimiento para su beneficio exclusivo.
Con las redes sociales es muy probable que ocurra lo que pasa en casi todos los fenómenos sociales. Todo se desarrollará de forma paralela, conviviendo en una contradictoria realidad: seguirá creciendo el uso insulso del herramienta, habrá conocimiento generado por grandes mentes talentosas, pero para usos privilegiados y existirá el conocimiento cooperativo en pensadores que piensen de forma diferente o que simplemente no tengan acceso al conocimiento avanzado privilegiado. En esta última opción el potencial es enorme, no sólo para el desarrollo del conocimiento, si no por la relevancia que esta opción tiene para el desarrollo de nuevas opciones productivas y de educación a la que tendrán acceso cualquiera que pueda conectarse a la red y comparta un interés con ese grupo.
Quizás no nos hemos dado cuenta de lo que esta conectividad significa, pero baste con hacer una simple búsqueda en Google para encontrar el resultado de los pensamientos de miles o quizá cientos de miles de personas que pueden decir algo al respecto de esos términos puestos en el cuadro de búsqueda.
Sin embargo todo indica que un paso aún más importante se está dando con el advenimiento y la práctica de las redes sociales. Parece cuestión de tiempo para que la gente empiece a darse cuenta que el éxito de los proyectos dependerá en gran medida del aprovechamiento de unas de nuestras cualidades como especie: el pensamiento cooperativo.
De acuerdo con Michael Tomasello co Director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig y Manchester y del Centro de Investigación de Primates Wolfgang Köhler, los “Homo sapiens están adaptados para actuar y pensar cooperativamente en grupos culturales hasta un grado desconocido en otras especies. De hecho, las hazañas cognitivas más formidables de nuestra especie, sin excepción, no son producto de individuos que obraron solos sino de individuos que interactuaban entre sí, y lo dicho vale para las tecnologías complejas, los símbolos lingüísticos y matemáticos, y las más complicadas instituciones sociales”.
Hasta ahora el uso dominante de las redes sociales ha sido sólo para entretenimiento, intereses personales y fines comerciales casi siempre inmediatos En el mejor de los casos ha servido con mucha utilidad para trasmitir noticias por parte de los ciudadanos o para promover causas sociales. Empresas con más recursos se nutren de información de los consumidores y de sus usos y hábitos en la red; pero todo esto no es lo único que puede hacerse en las redes sociales.
Bajo la perspectiva del uso cualitativo, desde hace años empresas como Lotus ahora con IBM, Microsoft y ahora Google han buscado darle a esta capacidad de sociabilización un uso productivo con el objeto de hacer más eficiente la operación de las empresas. El concepto se le definió originalmente como “Grupos de Trabajo”, en donde se parte de la idea de que el conocimiento se vigoriza cuando es compartido de forma adecuada, ordenada y sobre todo fluida. Muchas empresas invierten importantes sumas de dinero para lograr este objetivo.
Pero quizás el uso más claro de este pensamiento cooperativo es el concepto de “wiki”, una herramienta que permite crear contenido, modificarlo y compartirlo por la propia comunidad. Muy similar a lo que ha ocurrido por milenios en la creación de conocimiento y cultura por la especie humana. En el momento en que los grupos sociales unidos por un interés específico desarrollen el modo de unirse para compartir su conocimiento vamos a trasladarnos a otro nivel de conocimiento humano, uno en el que como en el paleolítico o en los talleres de la edad media, no tendrían que tener un dueño que cobre derechos de autor, o que quiera aprovechar ese conocimiento para su beneficio exclusivo.
Con las redes sociales es muy probable que ocurra lo que pasa en casi todos los fenómenos sociales. Todo se desarrollará de forma paralela, conviviendo en una contradictoria realidad: seguirá creciendo el uso insulso del herramienta, habrá conocimiento generado por grandes mentes talentosas, pero para usos privilegiados y existirá el conocimiento cooperativo en pensadores que piensen de forma diferente o que simplemente no tengan acceso al conocimiento avanzado privilegiado. En esta última opción el potencial es enorme, no sólo para el desarrollo del conocimiento, si no por la relevancia que esta opción tiene para el desarrollo de nuevas opciones productivas y de educación a la que tendrán acceso cualquiera que pueda conectarse a la red y comparta un interés con ese grupo.
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