Lo difícil de MexicoLider.

Ya son cerca de 100 de personas que apoyan en Facebook el proyecto #MexicoLider. Los tweets son numerosos, pero no de muchas personas.

De mis pocos contactos directos en esa red social, apenas el 20% a apoyado el proyecto. Los demás han mantenido un expectante silencio. En LinkedIN sigue habiendo comentarios enriquecedores, pero casi siempre de las mismas personas

En un proyecto de esta naturaleza siempre hay claroscuros y no esperaría que este proyecto sea apoyado por todos. Bueno, la verdad es que si lo espero, en el sentido de creencia, de fe: Me gustaría, quisiera que todos lo apoyaran, pero mi razón me dice que no será así, siempre hay razones diversas.

Pero también hay otra razón del silencio, si para mi caso, que padezco de cierta soltura mental –casi diarrea mental- para escribir compulsivamente me cuesta trabajo encontrar temas positivos, es obvio que muchos guardan silencio no porque no les guste la idea, si no porque no es fácil ser optimista y positivo en un entorno que en espacio y el tiempo ha sido negativo.

Ya en alguna ocasión escribí en “El Rastro de La Mierda” que es más fácil ser crítico que optimista, esta actitud casi forma parte de nuestra personalidad social, pero podemos abandonarla. No digo que no cueste trabajo, a mí me esta costando horas encontrar temas que propongan, no porque no los haya, si no simplemente porque nunca recurrimos a ellos, ya que no queremos parecer inocentes.

El tema no es engañarnos a nosotros mismos con frases como “Sí se puede”, o “Ya se pudo”, no se trata tampoco de ser sólo espectadores de los triunfos del otro, se trata de confiar, de creer que cada uno de nosotros si es capaz de contribuir a mejorar la percepción que tenemos de nosotros mismos y luego la percepción que tiene el mundo de nosotros. Se trata de identificar nuestras fortalezas reales (no la de los medios masivos, no la de los políticos) si no las realmente nuestras, las que nos distinguen y nos dan dignidad como personas. Cada uno de nosotros tiene esas fortalezas, pero pocas veces nos atrevemos a decirlo a los demás y menos a reconocer la de los demás.

Los beneficios de este cambio de percepción serían inmediatos en nuestro entorno, en nuestro estado de ánimo, en nuestra confianza, en nuestra visión del futuro y hasta en nuestra economía.

La razón de estos beneficios es muy simple. Algo semejante pasa con los individuos. Cualquier persona deprimida necesita de auto confianza para salir adelante, mejorar sus relaciones interpersonales y encontrar mejores oportunidades de desarrollo en el trabajo. La misma solución funciona para las sociedades.

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