La recomendación que se da con tanta autoridad a los pequeños empresarios de que cuiden el empleo y no despidan gente es pura retórica. Tiene un fin más político que de negocios. Las pequeñas empresas no pueden darse el lujo de perder dinero que no tienen.
Las empresas no adelgazan porque quieran, si no porque lo necesitan. Hacer caso a los analistas de negocios de los medios es un poco suicida y por parte de los que lo aconsejan un poco inmoral. Si, ya sé que se hace bajo la justificación de que la gente que se queda sin empleo tendrá graves problemas. Sin embargo el problema real desde mi punto de vista es que por siglos hemos olvidado parte de nuestra condición humana y "aprendimos" a ser empleados, en lugar de luchar por nuestras propias vidas.
Me explico: antes del capitalismo, de la burguesía, del nacimiento de los negocios, incluso antes de la propiedad privada, el ser humano simplemente se levantaba cada día para encontrar recursos para sobrevivir. Se podría dedicar a la cacería, a la recolección de frutos, o simplemente a la búsqueda de carroña, pero luchaba por sobrevivir.
Esa es nuestra condición que nos hizo humanos, que provocó la creación del lenguaje, el trabajo en equipo, el dominio del fuego y muchas de las invenciones que han permitido la evolución humana.
En el momento en que un hombre se vuelve empleado pierde un poco de esa condición, principalmente si el individuo deja de luchar y espera que la empresa resuelva sus necesidades. Los negocios son la versión moderna de las hordas de cacería, en donde cada quien jugaba un rol, pero su modernidad equivale a no repartir todo el botín. Sólo se distribuye una pequeña parte del beneficio, aquella parte que permita la sobrevivencia del miembro de la horda, esa pequeña parte se le llama salario.
Aunque suene tan retórico como Tom Peters, la solución para la crisis es que todos nos volvamos empresarios. Puede ser el autoempleo, pero no solamente, también puede ser la creación de nuevas hordas, de convertir a nuestras empresas en hordas o de volvernos cazadores, pero debemos empezar a luchar. Dejemos a un lado las noticias del desempleo y de la fluctuación de dólar. Sólo miremos en nuestro entorno y encontremos una forma digna de hacer negocios. Dejemos de temerle a la crisis y escuchar consejos paternalistas. Encontremos en nuestro yo interno esa energía de inventiva, creatividad, espíritu de lucha e inteligencia que empuja al ser humano iniciar nuevas empresas.
Las empresas no adelgazan porque quieran, si no porque lo necesitan. Hacer caso a los analistas de negocios de los medios es un poco suicida y por parte de los que lo aconsejan un poco inmoral. Si, ya sé que se hace bajo la justificación de que la gente que se queda sin empleo tendrá graves problemas. Sin embargo el problema real desde mi punto de vista es que por siglos hemos olvidado parte de nuestra condición humana y "aprendimos" a ser empleados, en lugar de luchar por nuestras propias vidas.
Me explico: antes del capitalismo, de la burguesía, del nacimiento de los negocios, incluso antes de la propiedad privada, el ser humano simplemente se levantaba cada día para encontrar recursos para sobrevivir. Se podría dedicar a la cacería, a la recolección de frutos, o simplemente a la búsqueda de carroña, pero luchaba por sobrevivir.
Esa es nuestra condición que nos hizo humanos, que provocó la creación del lenguaje, el trabajo en equipo, el dominio del fuego y muchas de las invenciones que han permitido la evolución humana.
En el momento en que un hombre se vuelve empleado pierde un poco de esa condición, principalmente si el individuo deja de luchar y espera que la empresa resuelva sus necesidades. Los negocios son la versión moderna de las hordas de cacería, en donde cada quien jugaba un rol, pero su modernidad equivale a no repartir todo el botín. Sólo se distribuye una pequeña parte del beneficio, aquella parte que permita la sobrevivencia del miembro de la horda, esa pequeña parte se le llama salario.
Aunque suene tan retórico como Tom Peters, la solución para la crisis es que todos nos volvamos empresarios. Puede ser el autoempleo, pero no solamente, también puede ser la creación de nuevas hordas, de convertir a nuestras empresas en hordas o de volvernos cazadores, pero debemos empezar a luchar. Dejemos a un lado las noticias del desempleo y de la fluctuación de dólar. Sólo miremos en nuestro entorno y encontremos una forma digna de hacer negocios. Dejemos de temerle a la crisis y escuchar consejos paternalistas. Encontremos en nuestro yo interno esa energía de inventiva, creatividad, espíritu de lucha e inteligencia que empuja al ser humano iniciar nuevas empresas.
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