Ya en varias ocasiones he comentado que las revistas están en franco declive respecto a su viabilidad como negocios. Son muchos los retos a los que se enfrentan los propietarios de estos medios en el país: pobreza de lectores, baja calidad periodística, enfoques erróneos en sus modelos de negocio, caída en los presupuestos publicitarios de sus patrocinadores, entre los más destacados.
En este escenario el tema de la ecología parece una lápida más sobre la pesada carga que cargan las revistas, pero no necesariamente. En realidad podría ser una oportunidad, si los propietarios de negocio aprovechan el creciente interés del agente por actual de manera más consciente respecto a sus acciones en torno al daño ecológico.
Como explicamos en un post anterior el tipo de papel con el que se imprimen la mayoría de las revistas, conocido como couche, se le coloca un revestimiento que lo hace agradable al tacto y a la vista, pero dificultan el reciclaje de papel, lo cual asegura que cada tiraje de edición de cualquier revista implique el sacrificio de numerosos árboles para obtener su celulosa.
Por consecuencia las revistas no sólo pintan como un mal negocio, sino que además su producción implica un daño ecológico bastante costoso para quienes las leeen y para los que no. Así que mientras se sigan imprimiendo en papel couche, tendrán menos futuro frente al interés creciente de la gente respecto a la ecología.
Desde hace varias décadas, he conocido de muchos intentos de empresarios que han buscado imprimir en papel reciclado, que no sólo evita la tala de árboles, si no que reprocesa la basura que también nos inunda inexorablemente. Los obstáculos para que las revistas se hagan en este tipo de papel han sido básicamente dos. El primero parecía casi tonto: la calidad de los papeles reciclados no era aceptada por la mayoría de los impresores, quienes se quejaban de que este papel tenía defectos que hacía incosteable su procesamiento. El segundo es tan molesto como el zumbido de un mosquito: los anunciantes se inclinan por impresiones de muy alta calidad, efecto que se logra con grandes beneficios en el papel couche, lo que lo ha hecho tan popular. Por supuesto son las mismas empresas que dentro de la búsqueda de la rentabilidad no sólo fabrican productos que dañan el medio ambiente, sino que además obligan a sus proveedores a realizar acciones similares.
Por fortuna estos obstáculos empiezan a ser cosas del pasado. Recientemente he conocido de papeles que son aceptados por imprentas de alta tecnología y que su calidad de impresión es muy buena, aunque obviamente sin llegar a igualar la calidad del couche. (Este tipo de papeles tienen la ventaja además de ser nacionales, lo que ofrece un doble beneficio para los que pensamos que se debe preferir el consumo de productos nacionales como una medida para afrontar la crisis económica actual).
Pero lo más importante, las grandes marcas actualmente afrontan una fuerte presión para qué adopten medidas que cuiden el ambiente. El tema ecológico empieza a ser una especia de tema política, social y comercialmente correcto, lo que en teoría obliga a estas empresas a apoyar a revistas ecológicas, frente a las que no lo son. Así que esta podría ser una tabla salvavidas que algunas revistas deberían intentar. La ventaja es que muchas de estas empresas están obligadas a tomar muy en serio lo que deciden apoyar, lo que me parece que es una ventana de oportunidad para muchos empresarios que busquen soluciones productivas que ayuden a evitar el daño al medio ambiente.
En este escenario el tema de la ecología parece una lápida más sobre la pesada carga que cargan las revistas, pero no necesariamente. En realidad podría ser una oportunidad, si los propietarios de negocio aprovechan el creciente interés del agente por actual de manera más consciente respecto a sus acciones en torno al daño ecológico.
Como explicamos en un post anterior el tipo de papel con el que se imprimen la mayoría de las revistas, conocido como couche, se le coloca un revestimiento que lo hace agradable al tacto y a la vista, pero dificultan el reciclaje de papel, lo cual asegura que cada tiraje de edición de cualquier revista implique el sacrificio de numerosos árboles para obtener su celulosa.
Por consecuencia las revistas no sólo pintan como un mal negocio, sino que además su producción implica un daño ecológico bastante costoso para quienes las leeen y para los que no. Así que mientras se sigan imprimiendo en papel couche, tendrán menos futuro frente al interés creciente de la gente respecto a la ecología.
Desde hace varias décadas, he conocido de muchos intentos de empresarios que han buscado imprimir en papel reciclado, que no sólo evita la tala de árboles, si no que reprocesa la basura que también nos inunda inexorablemente. Los obstáculos para que las revistas se hagan en este tipo de papel han sido básicamente dos. El primero parecía casi tonto: la calidad de los papeles reciclados no era aceptada por la mayoría de los impresores, quienes se quejaban de que este papel tenía defectos que hacía incosteable su procesamiento. El segundo es tan molesto como el zumbido de un mosquito: los anunciantes se inclinan por impresiones de muy alta calidad, efecto que se logra con grandes beneficios en el papel couche, lo que lo ha hecho tan popular. Por supuesto son las mismas empresas que dentro de la búsqueda de la rentabilidad no sólo fabrican productos que dañan el medio ambiente, sino que además obligan a sus proveedores a realizar acciones similares.
Por fortuna estos obstáculos empiezan a ser cosas del pasado. Recientemente he conocido de papeles que son aceptados por imprentas de alta tecnología y que su calidad de impresión es muy buena, aunque obviamente sin llegar a igualar la calidad del couche. (Este tipo de papeles tienen la ventaja además de ser nacionales, lo que ofrece un doble beneficio para los que pensamos que se debe preferir el consumo de productos nacionales como una medida para afrontar la crisis económica actual).
Pero lo más importante, las grandes marcas actualmente afrontan una fuerte presión para qué adopten medidas que cuiden el ambiente. El tema ecológico empieza a ser una especia de tema política, social y comercialmente correcto, lo que en teoría obliga a estas empresas a apoyar a revistas ecológicas, frente a las que no lo son. Así que esta podría ser una tabla salvavidas que algunas revistas deberían intentar. La ventaja es que muchas de estas empresas están obligadas a tomar muy en serio lo que deciden apoyar, lo que me parece que es una ventana de oportunidad para muchos empresarios que busquen soluciones productivas que ayuden a evitar el daño al medio ambiente.
Comentarios
Vicente Arancon
Un obstáculo para imprimirlas en papel reciclado era el papel, pero el problema esta resuelto, asi que no hay pretextos. Depende mucho de la presión que nosotros como lectores hagamos sobre las revistas para que éstas se muevan de su zona de confort y evolucionen
Gracias por tu comentario
Gustavo
La verdad es que siempre los productos de papel ecológico son importantes e indispensables, mas en estos tiempos.
saludos cordiales!