El español como valor económico en el web

En unos años, o quizás en meses, el uso de la inteligencia artificial y el trabajo de expertos –muchos de ellos colaborando para Google-, harán de la traducción una herramienta útil y lo suficientemente precisa y clara como para convertir la barrera del idioma en línea en algo tan simple de resolver como ahora lo es el aprendizaje para el uso mismo de las computadoras.

No sería extraño incluso que la configuración del navegador nos permita en el futuro definir el idioma en que queremos leer la información que nos presente, sin importar su idioma de origen, de modo tal que la navegación en nuestro idioma sea absoluta por todo el universo digital sin que nosotros nos enteremos del idioma original en el que fue escrito.

Esto podría ser, para las pocas personas –proporcionalmente hablando- que escriben en español, un acontecimiento desilusionante pues pronto se terminaría un diferenciador importante que motiva a no pocos escritores a traducir al español el mar de conocimiento que se produce en otros idiomas.

Pero a la vista de algunos académicos, esto es más una oportunidad que una pérdida, pues al derrumbarse la barrera del idioma se destacarían por su importancia otros aspectos relacionados con la escritura como es el entorno cultural y la información circundante por las comunidades y los ambientes sociales, económicos y políticos en los que nos desenvolvemos

Andrés Pedreño Muñoz del Instituto de Economía Internacional de la Universidad de Alicante en España escribe

“Esto me lleva a una consideración final centrada en la calidad y cantidad de los contenidos. Es aquí donde está la clave del desarrollo de la sociedad de la información cuya conexión estratégica debería estar asociada a los conceptos de “comunidad” y “cultura” mucho más que al idioma.

“España –al igual que los restantes países en los que se habla español- convendría que favoreciera el desarrollo de una gran cantidad de contenidos de calidad, asociados aquellos aspectos que determinan sus singularidades culturales y los propios intereses de nuestras comunidades, redes sociales o ámbitos sectoriales de interés: educación, empresa, comercio, arte, ocio, cine, literatura, naturaleza, territorios...

“Pero, además, quizás deberían diseñarse pensando en la propia globalización de la información y del conocimiento. Esto es, poner el punto de mira en un uso potencial por un gran número de usuarios sin considerar las barreras del idioma. Un libro, una web, un servicio..., por ejemplo sobre Picasso, no tendría valor a largo plazo por estar en español sino por el interés y originalidad de su contenido, las herramientas utilizadas, prestaciones del software que se incorporen, etc.

Estas reflexiones, que hizo hace algunos meses Pedreño, adquieren actualmente mayor importancia después de que en el l II Seminario sobre “El valor económico del español”, celebrado en Montevideo y reportado por Tendencias 21, se concluyera que la lengua española cuenta actualmente con 438,5 millones de hispanohablantes y que crecerá a un ritmo sostenido más deprisa que el chino, el francés, el inglés y el ruso.

Esta nada despreciable cantidad de personas que actualmente viven hablando español, la convierte en el tercer idioma en importancia mundial, lo que abre grandes oportunidades para quien las quieran aprovechar, además de que, según las conclusiones del mismo seminario, el español actualmente ocupa el tercer lugar en dotación de infraestructuras de conexión a Internet, después del inglés y el francés.

La clave está, para variar, en la calidad y en la originalidad. ¿dónde había escuchado esto antes?

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