PYME: la mercadotecnia narra la historia de tu futuro éxito

Según John Jantsch, experto en mercadotecnia para pequeñas empresas, las PyMEs exitosas tienen dos cosas en común: son apasionadas en lo que hacen y emplean con eficacia la mercadotecnia para dar a conocer esta pasión.

Dicho así no parece muy convincente, pero más adelante pone el dedo en la llaga: muchos de los empresarios que asesora en Estados Unidos tienen pasión, pero fallan al difundirla: “En vez de una voz original de su pasión, la mayoría de los dueños de pequeñas empresas confían en el eco minúsculo que se crea al copiar lo que ven que otros hacen en su industria”.

En realidad esta actitud de “rebaño” no sólo la adoptan los empresarios de las PyMEs, es un mal del ser humano, nos ocurre a todo mundo, desde los que asisten como espectadores a un espectáculo deportivo, los que eligen un lugar para comer, hasta los sofisticados inversionistas. Todos nos vamos a donde están todos. Nos sentimos más confortables si estamos donde están los demás. Pero por mas humana que sea esta tendencia a unirse al “rebaño”, no significa que en mercadotecnia no sea una catástrofe.

Me enamoré de la definición –quizá inconsciente- de Godin: mercadotecnia es narrar una historia. Y si esta historia no es llamativa, extraordinaria y fascinante, nadie se va a detener a oírla. En mercadotecnia no sirve de nada hacer lo que los demás hacen.

Jantsch piensa algo similar. Si el empresario analiza lo que hace y encuentra una manera auténtica de compartirlo con el mundo, identificando el tipo exacto de cliente que aprecie lo que este empresario ofrece, estos clientes amaran sus mensajes de mercadotecnia y este amor será contagioso.

Jantsh aconseja que las PyMEs identifiquen al cliente que le interese su pasión y le narren su historia para compartir su pasión. Recomienda no escuchar esa vocecita en el cerebro que nos dice que estamos haciendo cosas diferentes a lo que hacen los demás y que recomienda detenerse en la mullida alfombra de la conformidad.

Fácil de declarar. En verdad difícil de ejecutar. Ya casi estoy convenciéndome de que muchos empresarios no necesitan asesores, si no terapeutas, pues no cabe la menor duda de que las empresas reflejan las personalidades de sus dueños y a veces necesitan conocerse a sí mismos y liberarse de prejuicios y creencias para poder lograr una empresa exitosa,

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