A riesgo de parecer inocente hasta la estupidez, declaro mi absoluta preferencia por el amorío entre la mercadotecnia y el deporte. Aquellos que quieren promover su marca, productos o servicios ante un consumidor que empieza a preocuparse por la responsabilidad social de las empresas, encuentran entre los deportistas destacados un aliado ideal,
El asociar la marca con un deportista, significa ligarla con los valores que dieron el éxito al triunfador. Pueden ser el excelente dominio del cuerpo, la sed de triunfo, la disciplina, inteligencia, visión, o la capacidad para tomar decisiones acertadas en instantes. La lista de virtudes de un deportista es larga y todas ellas no solo hacen lucir a las marcas, si no que además contribuyen a crear una mejor sociedad.
No ocurre así cuando una marca se asocia a una extravagante cantante o a un actor de ideas discutibles. Sin menospreciar el valor que como personas tienen ¿qué tipo de virtudes pueden promover este tipo de personajes? El asociar una marca con personajes controvertidos puede implicar una éxito comercial inmediato, pero crear también una imagen de poca responsabilidad social.
Por supuesto que esto no quiere decir que sea un amorío puro y libre de todas sospechas. Nada de eso. Para nadie es una sorpresa que los intereses comerciales tienen mucha influencia en el deporte y que a veces se excede como ocurre ahora con la inútil guerra de los zapatos, pero a fin de cuentas podría ser entendible que la participación privada en el deporte tiene un objetivo comercial, y que las utilidades deben llegar para que este tipo de actividades se puedan seguir apoyando y expandiendo
El asociar la marca con un deportista, significa ligarla con los valores que dieron el éxito al triunfador. Pueden ser el excelente dominio del cuerpo, la sed de triunfo, la disciplina, inteligencia, visión, o la capacidad para tomar decisiones acertadas en instantes. La lista de virtudes de un deportista es larga y todas ellas no solo hacen lucir a las marcas, si no que además contribuyen a crear una mejor sociedad.
No ocurre así cuando una marca se asocia a una extravagante cantante o a un actor de ideas discutibles. Sin menospreciar el valor que como personas tienen ¿qué tipo de virtudes pueden promover este tipo de personajes? El asociar una marca con personajes controvertidos puede implicar una éxito comercial inmediato, pero crear también una imagen de poca responsabilidad social.
Por supuesto que esto no quiere decir que sea un amorío puro y libre de todas sospechas. Nada de eso. Para nadie es una sorpresa que los intereses comerciales tienen mucha influencia en el deporte y que a veces se excede como ocurre ahora con la inútil guerra de los zapatos, pero a fin de cuentas podría ser entendible que la participación privada en el deporte tiene un objetivo comercial, y que las utilidades deben llegar para que este tipo de actividades se puedan seguir apoyando y expandiendo
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