El reality show de nuestro futuro

Un nuevo “reality show “ electoral se estrenó esta madrugada en las televisoras. Mejor que el Big Brother. Nada que ver con los delirantes penales del fútbol. Un final en donde los competidores iban hacia su meta con una lentitud desesperante y con un cierre cada vez más apretado. Durante más 12 horas se mantuvo una tendencia de que en un momento dado se cruzarían las cifras de las punteros para que el que iba en primer lugar pasara al segundo, con una diferencia mínima y finalmente se diera un cambio anunciado por horas. Hubiera sido más divertido si no se estuviera jugando el destino del país. Seguramente no lo previeron los departamentos de las televisoras, porque aunque captaron la atención de un público amplio, tuvieron muy pocos comerciales.

Televisión Azteca con comentaristas menos balanceados y muy orientados hacia el panismo. A televisión Azteca le está costando trabajo armar un equipo noticioso con mayor credibilidad. Parecía que la entrada de Javier Solórzano le iba a dar esa solidez y profesionalismo que necesitaban, pero al parecer las reglas de libertad de expresión aun no son tan modernas en esa televisora, Televisa por su parte ratificando su tendencia liberal con una mesa más balanceada. Sin dejar de lado la importancia de los resultados electorales, el avance en el manejo de noticias en Televisa es lo también relevante. Quizá se deba a que ya no tienen a la Secretaria de Gobernación encima y que más bien sean ellos los que mueven las cuerdas en el gobierno. Nunca me creí escribir estas líneas en mi vida. (Soy de aquellos que por defecto le va a todos los equipos que juegan contra el América).

Tiempos de que la comunicación social tome el lugar de la mercadotecnia política.

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