¿Por qué un país como México tiene la capacidad para producir 5 entre los 250 hombres más ricos del mundo, según la revista Forbes, no es capaz de hacer un negocio de alcance internacional como lo han logrado Brasil y España?
A decir de los expertos, los patrocinadores que apoyan a la escuadra brasileña tienen el negocio hecho, gane o pierda el campeonato. Sus estrellas son tan admiradas que el retorno de inversión de los patrocinios está asegurado incluso antes de que se dé el silbatazo de arranque del primer partido de la copa mundial. Por supuesto que las ganancias serán mayores si los brasileños logran su sexto campeonato. Los propios brasileños son la materia prima, no son dioses, pero parecen extraterrestres cuando de dominar el balón se trata.
Los españoles, por su parte, no tienen ese talento entre sus habitantes. Pero los empresarios de este deporte lo han traído de otras latitudes para formar el equipo de los galácticos cuyos ingresos por mercadotecnia constituyen el 50% del presupuesto millonario de esta empresa. Sus jugadores extranjeros atraen millones de televidentes de sus países, de tal forma que han concebido un negocio inimaginable, sólo por que un jugador latinoamericano participe unos minutos en un partido.
México -que podría generar con inversión inteligente el talento necesario entre los millones de niños y jóvenes que sueñan con ser futbolistas y que cuenta con inversionistas potenciales que son capaces de competir a escala internacional con las telecomunicaciones, el cemento y el pan de caja- no hace ningún negocio importante con el fútbol desde el punto de vista internacional, que es la pauta de este mundo empequeñecido por las nuevas tecnologías.
La oportunidad está presente y es enorme. Según un portavoz de Nike Nate Tobecksen, tienen en el mercado hispánico estadounidense dos equipos “nacionales”: Estados Unidos y México. Si los jugadores mexicanos tuvieran el éxito de los brasileños, los 42 millones de hispánicos que viven en Estados Unidos y que si tienen un alto poder adquisitivo constituirían el mercado de un negocio extraordinario.
No se trata de las declaraciones del entrenador nacional, ni de la actitud de los jugadores. Se trata de negocio. Una escuadra competitiva permitiría que los ojos de dos mercados importantes, el mexicano y el de los hispánicos norteamericanos, voltearán hacia México, permitirían espectáculos que competirían en rentabilidad con los eventos europeos y nos daría una dosis de autosatisfacción nacional que si influiría en la motivación del resto de nosotros.
Tampoco es asunto del gobierno, no serviría de nada que Fox decretará que se pudieran ver sin costo los partidos nacionales, ni que les hable a los jugadores para motivarlos. Es un tema de liderazgo y de visión de negocios. Es un tema empresarial.
Comentarios
actualmente estoy realizando un estudio exploratorio acerca del modelo de negocio emplementado en los equipos de futbol mexicano.. espero me puedan ayudar..