Mercadotecnia: fútbol y política

No hace mucho tiempo se culpaba a la televisión de los males de la sociedad: el incremento de la violencia, la pérdida de los valores, la trasnacionalización de la cultura. Se le culpó hasta que nos cansamos. Hoy parece que el turno le toca a la mercadotecnia.

Arturo de Albornoz se lamenta en su post ¿La política denigra a la mercadotecnia? de la crítica que se hace al papel de la mercadotecnia en un diario: “el dejar que las campañas políticas sean manejadas por publicistas sin preparación ni sensibilidad político-social, ha tenido como consecuencia la degradación del quehacer político” reza la cita de un periodista de nombre extraño del Periódico de México, Policrato Philodemus.

Algo similar hace otro periodista, este caso español, que considera que la excesiva mercadotecnia del equipo de los galácticos de fútbol, el Real Madrid, está dañando la calidad de este deporte: “ha convertido los futbolistas en soportes publicitarios y promocionales, olvidando que once estrellas no aseguran buenos resultados deportivos” dice Enrique Guillén del diario Aragón Digital.

Con tales expresiones rotundas estas dos personas no perecen saber de lo que están hablando. Culpar a la mercadotecnia de la degradación de los valores de la política y del fútbol es como querer culpar al machete, cuando se supo que un campesino mató a su esposa a machetazos porque no le tuvo la comida a tiempo.

La definición de mercadotecnia
no es tan pretenciosa como para acabar con los valores del mundo, es simplemente una “serie de procesos para la creación, comunicación y entrega del valor a clientes”. Lo que hay detrás de esa degradación de la política y del fútbol no es la mercadotecnia, sino una desmedida ambición por poder y dinero que hace uso de cualquier recurso que pueda ayudarles a lograr sus deseos. Y la mercadotecnia resulta un recurso ideal porque permite la sistematización de todos los procesos necesarios para lograr esa comunicación y “aparentar” la entrega de valor a los clientes. Si prohibiéramos la mercadotecnia, la política seguiría siendo retórica y el fútbol negocio.

Lo que le falta a los políticos para no degradar el quehacer político es tener una acción política auténtica que edifique la sociedad. Y lo que les falta a los propietarios de los clubes de fútbol es una visión a largo plazo que les permita a sus directivos organizar a sus recursos sin la urgencia de tener que lograr resultados para el cierre fiscal siguiente.

Ah, por cierto, y lo que les falta a los que escriben esas afirmaciones es un leer un poco de historia. Quizá se enteren que según Hans Magnus Enzensberger el primer acto político de la humanidad fue un crimen: los jóvenes en las hordas darwinianas se organizaron para controlar, matar y devorarse al macho dominante que tenía a todas las hembras para sí. Y quizá se enteren también que desde el siglo V A.C. donde se ubica el nacimiento del fútbol, se criticaba la pérdida de educación y cortesía cuando sus organizadores le dieron un carácter lucrativo, con apuestas . Y que en la Edad Media se prohibió por ser un juego demasiado violento.

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