Llevo varias semanas pensando en esta propuesta, pero frente a las "jugadas" de los candidatos ante la sobrepolitizada expulsión de los cubanos del Hotel Sheraton, me parece que no debería dejar de mencionarlo
En las últimas elecciones de Portugal, a los integrantes de una agencia de publicidad se les ocurrió crear al "candidato honesto" que de forma irónica competía con los candidatos oficiales. El candidato honesto era un personaje ficticio que se representaba con un enorme bigote de estilo mexicano, el cual se convirtió en un símbolo que la gente usaba para apoyar la divertida idea del candidato "honesto"
El concepto aunque suena irreverente es –desde mi punto de vista- bastante interesante, pues lleva a la gente a optar por una postura política que no es necesariamente partidista. No sería mala idea que los mexicanos tuviéramos también un símbolo que manifestara a los que intenten “marearnos” con sus discursos, que una cosa es que los ciudadanos no tengamos el micrófono de los medios electrónicos y que por lo tanto nuestra opinión no se escuche y otra que nos traguemos todo lo que dicen. Así que yo propongo al “ciudadano vigilante”: un ciudadano como todos, que observa todo lo que dicen y no se traga nada, pero que -no obstante ser víctima de avalanchas de información, discursos y promesas- no pierde la razón y mucho menos el sentido de humor.
La otra foto podría representar a nuestro ciudadano vigilante en tiempos del "tapadismo"
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