Aventuras con CRM segunda parte

Segunda parte

El lunes siguiente fue una sorpresa. Raúl, chofer y encargado de limpieza de la empresa (víctima y beneficiario de una extraña decisión de ahorro del director financiero) limpiaba con vehemencia la recepción.

-Qué milagro Don Raúl. Hoy lo veo muy dinámico...

-Es que –me respondió sin dejar de trabajar- hoy viene una “analista” a revisar lo que hacemos.

La parte sarcástica de mi persona se atizó con alegría. Esta oportunidad no la podía dejar escapar. Aun cuando llegaba una hora más temprano que todo, lo encontraba casi siempre con las manos en los bolsillos. Y cuando le preguntaba acerca de sus quehaceres me decía “Estoy esperando a Don Ramiro porque tengo que hacer unos mandados en el banco”:

-¡Ah claro Don Raúl! Tiene razón, pero el “analista” viene a hacer una revisión muy detallada No crea que sólo va a pasar a ver por “encimita”. Va a analizar a fondo todo, cajones, escritorios...todo. Yo creo que tiene que realizar una limpieza profunda para que no le diga nada

Volteó entonces a verme alarmado. Pero seguí con mi mentira, aunque sabía que después lo pagaría caro...

-Pero no se preocupe, tiene tiempo. Primero hablará con nosotros, luego con los gerentes, así que lo más probable es que a usted le toque por ahí del miércoles o jueves, así que apúrese, yo creo que si le da tiempo.

-Ah bueno –respondió tranquilizado- pues ahorita termino la recepción y luego me sigo con lo demás.

La anécdota me levantó el ánimo. Y mas aun cuando me di cuenta que todos habían llegado temprano. El rumor del trabajo del consultor se esparció por todos los rincones de la empresa y todo mundo se preocupaba por dar la mejor impresión. No sabían que el consultor sólo se entrevistaría con cuatro o cinco miembros de la empresa y que la imagen que recibiría no mejoraría mucho con la manita de gato que todos intentaban darle. Pero ese afán de limpieza y orden me encantó. Los vendedores, ese día vestidos con sus mejores ropas, también estaban ahí más puntuales que de costumbre.

-¿Y ustedes que hacen aquí? ¿No hay citas? Nunca los veo a todos en lunes, casi siempre tengo que preguntar por ustedes, ¿a qué se debe el honor de su presencia?

-No sabemos si a nosotros también nos van a llamar, respondió uno de ellos, un sujeto amable como todos los vendedores, pero escurridizo como zorro. Nunca sabía donde estaba y nunca tenía tiempo para hablar conmigo.
-No se preocupen. Ya les avisarán. Por lo pronto hoy me gustaría acompañarte a tus citas –le dije al amable zorro. Quiero estar fresco con la dinámica de tu trabajo por si me preguntan

-¿El mío? ¿Por qué el mío? –

Casi me dio lástima su preocupación, pero después de un año, hoy se me presentaba la oportunidad de conocerlo más a fondo. No tenía alternativa Así que nos fuimos. Después de que rehiciéramos su agenda ya que por la visita del consultor había “cancelado” todas sus citas.

En la tarde conocí a Víctor, el multimencionado consultor. Contrario a lo que esperaba nos hicimos amigos, como me sucede con casi todas las personas que sienten pasión por las tecnologías y por la dirección de empresas. Empezó muy formal con su cuaderno de notas. “Tenemos que terminar a mas tardar a las cinco” me advirtió, “así que sólo tenemos como hora y media”.

En realidad terminamos como a las ocho de la noche. Dos horas de después que empezamos dejó de ser una entrevista formal para convertirse en una especie diálogo alucinante y especulativo acerca de las tendencias tecnológicas en la impresión, los nuevos servicios que podrían generarse para convertirnos en una empresa de última tecnología tanto para diseñadores gráficos, despachos de publicidad y empresas en general: administración de imágenes, impresión bajo demanda, impresión con dato variable, autoservicio de impresión, servicios remotos....las ideas brotaban y no había límite.

Víctor se despidió y yo me quedé en la semioscuridad de la sala de juntas tratando de frenar a mi cerebro que se había desbordado con la plática. En contra de mi determinación y convicciones, el proyecto del
CRM
me empezaba a ilusionar. Unos minutos después entró el director financiero y sin más preámbulo me preguntó

-¿Cómo te fue? Se tardaron demasiado, ¿estuvo difícil?
-No supe que responderle. Obviamente estábamos en dos pistas diferentes de pensamiento. Así que sólo le dije: “No lo sé...¿tu lo sabes?

-No tampoco. Pero me esperé por si necesitaban información. La verdad creo que es momento de estar atentos a cualquier cosa que pase en la empresa.

-¿Tu crees? –le pregunté con inocente extrañeza- Es sólo un consultor. Va a dar sus recomendaciones y a cobrar un jugoso cheque. Es todo.

-¿Cómo? ¿No lo sabes? ¿No te dijo nada el ingeniero?

-Pues por el tono de tus preguntas, creo que no...

-El viernes me dijo que los resultados de esta consultoría se definiría el futuro de los directores. Que va a haber un fuerte recorte y que lo más probable es que sólo quede uno de nosotros...

Hasta ese momento entendí todo lo que estaba pasando en la empresa y el afán de todo mundo por quedar bien. Me pareció prudente tranquilizarlo así que le confesé:

-¡Ah! por eso estás preocupado. Pero no va por ahí. Lo que pasa es que yo le presenté mi renuncia antes de que empezara el último consejo y el me pidió que me esperara. Me imagino que ya sabía que se iba a realizar este estudio y necesitaba tener a todos presentes para poder lograr un análisis más consistente.

-¿Renunciaste? ¿Por qué?
-¿Cómo por qué? Ese había sido mi compromiso cuando entré a esta empresa. Si no lograba los resultados que me pedían, les entregaría una evaluación de las razones por no haberlo logrado y me retiraría.
-Pero presentaste una propuesta y dijiste que estabas seguro que funcionaría
-Sí, pero ni me pelaron.
-Pero tampoco te dejó irte. Yo creo que se refería a mi persona. Tu como que estás muy metido en esto.
-No Ramiro. Yo estoy con un pie afuera. De hecho ya le avisé a mi familia y ya estoy buscando trabajo. Por otro lado tu llevas muchos más años que yo en la empresa, el jefe te tiene más confianza y por eso te lo dijo.
-La verdad no lo sentí así
-¿Recuerdas el libro que estuvo muy de moda en los ochenta? ¿El principio de Peter?
-¿Que me quieres decir? Me preguntó ofendido
-No, no pienses mal: Es libro se hizo famoso por su concepto acerca de lo que ocurre cuando todos llegamos al límite de nuestra capacidad en el trabajo, pero en sus primeras páginas tiene un comentario que nunca he olvidado...

Ramiro guardó silencio y yo continué expresando lo que después tendría un fuerte impacto en la vida de ambos. Es posible que el haya pensado que lo había manipulado, pero en realidad en ese momento yo no sabía lo que iba a pasar, así que lo que le dije fue con una profunda sinceridad:
-El autor dice que sólo puedes negociar cuando tienes algún poder de tu parte. Si no tienes poder no tienes capacidad de negociación. Yo perdí mi poder al no cumplir las expectativas, ya no tengo nada que negociar. Pero tú debes tener más poder. Piénsalo. Debes tener más poder del que te imaginas. Prácticamente tienes el control de la empresa.

Me levanté de la sala de juntas, pero al despedirse sujetó mi brazo y me sonrió tranquilizado

-Gracias, me abriste una puerta que no había considerado.

La semana entrante el desenlace de esta “telenovela” acerca de mis aventuras con el CRM. Como que por hoy y por varios días es suficiente para la paciencia de todos.

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