La ola del marketing de Google

No hay duda de que entre las fortalezas de las empresas exitosas está siempre un adecuado manejo de su marca. Además de que Google crea productos realmente revolucionarios, la liberación de los mismos es a todas luces un camino para el éxito.

El Google Wave, un sistema de comunicación integral de email, chat, twitter y no sé cuantas linduras más que hacen palidecer a los dueños de Facebook, es en definitiva un producto que promete facilitarnos la vida y revolucionar el mercado. Pero la táctica de dar a conocer mediante la liberación gradual de invitaciones es muy buena. Como si fuera un producto de moda en donde sólo la élite tiene acceso al mismo, para luego y caer en cascada hasta llegar a las masas. Este asunto de las invitaciones que se liberan gradualmente crea un sentimiento de necesidad queva directo al concepto que tenemos de nosotros mismos, el ser uno de los invitados se convierte en una especie de reto personal, en un sensación de esperar ser reconocido por la comunidad, de estar en el ajo, dirían algunos amigos.

La idea no es novedosa, la he visto muchas veces aplicada por su enemigo Microsoft y por muchas marcas de lujo. Un empresario de éxito de hace algunas décadas, definía esta estrategia como la modalidad club nocturno (ahora antros). “Pon una barrera de acceso e invita gratis a los más importantes a los que sean más visibles e influyentes -me decía- y todos querrán estar adentro y pagar mucho por el acceso”. Y tenía razón
Lo interesante con Google es que cada vez está más perfeccionada. Se habla del producto en los medios masivos, se trasmite en los blogs, se difunde en Youtube, pero sólo los elegidos tendrán acceso.

Yo, hombre-masa, ya lo quiero.

Comentarios

Cerebro dijo…
Y lo mismo hicieron con el Gmail.

Tienes razón, acá esa técnica la aplican en los antros y bares. En Guadalajara hay un bar que se llama "Rusty". Afuera solo ves una puerta negra a la cual solo entrabas con invitación, empezó a ir mas gente y ahora todo mundo vá.
Hola Cerebro:

Jajaja, al final todos somos parte de nuestro "rebaño" y no precisamente del sagrado. No importa ni el nivel cultural ni el económico. Nadie se quiere quedar fuera.

Saludos y gracias por tu comentario