Y si llega la oportunidad que esperas…

La película Expreso de Medianoche (1978) ha sido muy cuestionada porque, aunque se se basó en una historia real, los hechos se exageraron –como siempre ocurre con las películas comerciales- por darle mayor dramatismo al filme, dañando con esto la imagen de Turquía. Esta crítica, con altas implicaciones ideológicas, ha provocado que pase casi desapercibido un mensaje interesante que contiene la historia y que se expresa claramente en lo que dice uno los personajes del film cuando explica a novatos la única forma que conoce para la prisión en las que cae el personaje central de la película “la única forma de salir de aquí es cogiendo el expreso de medianoche, pero no es un tren, es como le decimos a la fuga, pero no tiene parada aquí”.

En una cárcel de un país tercermundista, que en sus tiempos reluce por su crueldad, pero que hoy se queda corta ante los sucesos que ocurren en cárceles más cercanas, las esperanzas del protagonista Billy Hayes se van desmoronando hasta llegar casi a renunciar al pensamiento, ni siquiera la preparación mental y física le alcanzó para mantener la capacidad de acción, por lo que se va degradando hasta convertirse en una especie de zombi que camina en círculos siguiendo la dirección de los demás.

La relevancia de esta película es su mensaje de sobrevivencia, pues final, ante la peor de las crisis, la única forma de salir adelante es persiguiendo el imposible, un tren inexistente que no hace parada en ese sitio, es decir una utopía. Queda muy claro que cuando se renuncia a la utopía se pierde toda esperanza.

La solución al dilema es sorprendentemente cándida, pues en efecto sale caminando del lugar después de una circunstancia que se convierte en afortunada, cuando parecía ser un capítulo más de su degradación y objeto de violencia.

Esta perspectiva de este film me parece que debe rescatarse, en especial en tiempos difíciles, cuando no hay luz de esperanza, lo único que puede mantenernos a flote es preparándose para alcanzar nuestras utopías. Nunca se sabe, en cualquier momento, en el menos esperado se puede convertir en una oportunidad real, la cual no sería un absoluto desperdicio si durante todo el tiempo de desolación no se prepara uno mental y físicamente para estar en condiciones de aprovecharla.

¿Cuál es tu utopía? ¿Estás preparado para aprovecharla si llega a hacerse realidad?



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