A nadie le cabe la menor duda que estamos viviendo una crisis de dimensiones extraordinarias. Quizás como nunca nos habíamos imaginado, nos hemos convertido en testigos de caídas de grandes empresas administradas por ejecutivos que se supone son los mejores talentos que el mundo de la iniciativa privada puede contratar. Y a pesar de ello, están quebrando. También se están empresas que tiene muchos años de experiencia dominando sus nichos de mercado y marcando la pauta al resto de las empresas.
El gran problema es que el final del túnel aún no se ve. El gobierno está agotando sus recursos y la amenaza de otra paralización de la sociedad por una epidemia de influenza está latente. Algunas empresas que han logrado resistir los embates de la crisis están agotándose y ya están empezando a reducir su plantilla de personal.
Sin embargo ya, a estas alturas, hay empresas ganadoras, que se están fortaleciendo, a pesar de la reducción de mercado, de la escasez de efectivo y de la caída de precios. A pesar sobre todo del desaliento de los demás.
Es difícil hacer una evaluación objetiva de lo que caracteriza a estas empresas ganadoras, pues se requiere de un análisis más estructurado, pero desde la perspectiva de una mirada rápida, hay ciertas características que la definen:
-Se prepararon para la crisis con un recorte anticipado de sus gastos superfluos
-Afrontaron la apatía y pesimismo de su personal con decisiones contundentes y definitivas
-En vez de paralizarse por el miedo a la incertidumbre invirtieron en los momentos más difíciles
-Reinventaron su portafolio con productos o servicios e
-Cambiaron la óptica financiera, prefiriendo no vender a arriesgar sus capital en créditos riesgosos.
Las medidas podrían ser polémicas y no podría asegurar si todas las empresas que están saliendo adelante, están aplicando este tipo de medidas, pero a final de cuentas todas ellas se reducen a una sola palabra: actitud. La misma solución que sirve para afrontar todos los retos de la vida, tanto de centros de trabajo, sociedad como de individuos.
El gran problema es que el final del túnel aún no se ve. El gobierno está agotando sus recursos y la amenaza de otra paralización de la sociedad por una epidemia de influenza está latente. Algunas empresas que han logrado resistir los embates de la crisis están agotándose y ya están empezando a reducir su plantilla de personal.
Sin embargo ya, a estas alturas, hay empresas ganadoras, que se están fortaleciendo, a pesar de la reducción de mercado, de la escasez de efectivo y de la caída de precios. A pesar sobre todo del desaliento de los demás.
Es difícil hacer una evaluación objetiva de lo que caracteriza a estas empresas ganadoras, pues se requiere de un análisis más estructurado, pero desde la perspectiva de una mirada rápida, hay ciertas características que la definen:
-Se prepararon para la crisis con un recorte anticipado de sus gastos superfluos
-Afrontaron la apatía y pesimismo de su personal con decisiones contundentes y definitivas
-En vez de paralizarse por el miedo a la incertidumbre invirtieron en los momentos más difíciles
-Reinventaron su portafolio con productos o servicios e
-Cambiaron la óptica financiera, prefiriendo no vender a arriesgar sus capital en créditos riesgosos.
Las medidas podrían ser polémicas y no podría asegurar si todas las empresas que están saliendo adelante, están aplicando este tipo de medidas, pero a final de cuentas todas ellas se reducen a una sola palabra: actitud. La misma solución que sirve para afrontar todos los retos de la vida, tanto de centros de trabajo, sociedad como de individuos.
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