Vivir en una alucinación compartida


Lo que dice Anil Seth, científico experto en neurociencia cognitiva, es fundamental para comprender que no es importante descubrir la verdad absoluta, pues este ideal es una meta imposible de alcanzar. 

No estamos habilitados como seres vivos para interpretar y comprender los misterios de la realidad, sólo somos seres biológicos intentando sobrevivir.

Nuestro cerebro funciona para predecir y reaccionar de la mejor forma posible de lo que está percibiendo para mantenernos vivos. Lo que vemos conscientemente depende de la mejor conjetura de nuestro cerebro de lo que está en el exterior.

Lo que lo que experimentamos como mundo viene de adentro hacia afuera, no sólo de afuera hacia adentro. Es decir, no percibimos el mundo de una forma pasiva, lo interpretamos de una forma activa. Por lo que en realidad lo que hacemos es recrear la realidad.

Estas predicciones dependen mucho de las señales sensoriales del interior del cuerpo. Es decir, la visión que tenemos de la realidad depende mucho de nuestra capacidad sensorial, lo que quita toda objetividad a nuestras convicciones de lo que hay afuera de nosotros mismos.

Las experiencias, se relacionan más con el control y la regulación de nuestra sobrevivencia que con averiguar que hay afuera de nuestro cuerpo.

Así que nuestras experiencias del mundo y de nosotros de él son tipos de alucinaciones controladas moldeadas a lo largo de millones de años de evolución para mantenernos vivos en mundos llenos de peligros y oportunidades.

Alucinamos todo el tiempo y cuando nos ponemos de acuerdo con nuestras alucinaciones solemos llamarla realidad, aunque en realidad sea una alucinación compartida.

Por supuesto tampoco podemos negar la existencia de la realidad, nuestra percepción existe para mandar señales al cerebro de lo que hay en su entorno, sólo que es importante no olvidar que estamos interpretando lo que vemos, no reconociéndolo de forma sistemática y objetiva.

En pocas palabras vemos lo que necesitamos ver para sobrevivir, lo demás será un misterio que debería nutrir nuestra humildad, pues hay en mundo exterior muchas cosas que desconocemos.



Hay que señalar que en esta interpretación aun no hemos hablado de la palabra, una herramienta para representar la realidad que puede alejarla aun más de ésta. Por lo pronto sólo se señala lo limitada que es nuestra percepción, pero ¿qué pasara con el conocimiento cuando entran en juego la capacidad de simbolización del hombre?

Imagen de Kevin Dooley

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