Periodismo por robots o el fin del periodismo tradicional



Lo que se expone en este vídeo es escalofriante. No sólo para el periodismo, sino para la ciudadanía y la democracia, pero no me iré tan lejos. Me concentraré en como el periodista que conocemos y del cual estábamos orgullosos en el pasado se irá extinguiendo, aunque no así sus medios de trabajo.

El perfil del periodista actual está sucumbiendo debido a diferentes fuentes de presión:

1. El periodismo robótico  que reescribe con palabras clave las noticias que se repiten en todos los medios y que no requiere de la intervención humana, una automatización de tareas igual que los cajeros de estacionamiento.
2. El periodismo ciudadano, que usualmente no es un periodista rigurosamente hablando pero que se ocupa de trasmitir noticias en el momento y lugar que ocurren, dejando al periodista de lado en las primicias de las noticias
3.  La crisis de los medios tradicionales que ante las mediciones que ofrecen los medios digitalesen internet no tienen la capacidad de mostrar su influencia para garantizar el sostenimiento de los altos gastos de recursos que los tradicionales requieren y que está forzando a sus dueños  a revolucionar sus empresas, sin importar que con ello se muera el periodismo objetivo e independiente que antes les enorgullecía.
4, La represión y censura al periodismo Desde el 2012 esta profesión se considera como una de riesgo debido a la tortura, asesinato y atentados contra la libertad de prensa.
5, Los cambios en los hábitos de lectura de la población que gradualmente va abandonando la población en la medida que crecen las generaciones nativas de la tecnología

Desafortunadamente esta evolución no significa el cambio de una fuente informativa que, con sus defectos esta obligada a la objetividad y la búsqueda de la verdad, por otra mejor. Las tecnologías de inteligencia artificial, la neurociencia  y del big data se está utilizando para crear algoritmos y palabras clave que garanticen el éxito de objetivos políticos y económicos. No se trata de generación de contenido de valor, sino de discursos repetitivos que penetran en la mentes de la gente -ocupada en sus propios egos- para garantizar que estas personas les apoyen, por más absurdas y dañinas que sean las propuestas de fondo que conllevan estos discursos.

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