Mejorar la forma de control de los seres humanos, no hacerlos libres


Una vez Skinner dijo: “Es un error suponer que todo el asunto es sobre cómo liberar el hombre. La cuestión es mejorar la forma en como que se controla”, y todo cambió.

Para este filósofo y psicólogo padrino del conductismo la felicidad humana y una mejor sociedad se podría lograr a través de la modificación del comportamiento y del condicionamiento operante. Calladamente la ciencia de la conducta ha avanzado hasta convertirnos en voraces consumidores, apáticos ciudadanos e ingenuos generadores de riqueza que ansiamos un aumento de sueldo y una felicitación del jefe.

Visto a décadas de distancia, es verdad,  los científicos del conductismo lograron ser muy efectivos en la forma en cómo se nos controla, pero ni la sociedad mejoró, ni parecemos estar más cerca de la felicidad. No me voy a desgastar en señalar a quienes se beneficiaron con esta mejora de control de la conducta humana, porque resulta demasiado obvio, lo interesante de todo esto es el proceso imperfecto.

Un “bug” en la informática dirían los expertos informáticos para explicar que al final de este intento de programar la conducta humana ocurre un fallo o bicho que desencadena un resultado imprevisto.  Y este fallo no es la ausencia de felicidad que no se alcanza con la visión de Skinner, si no que al parecer la mente humana es capaz de sobrevivir a las más astutas tácticas de programación mental. Bueno, sí. Es importante aclarar que  sólo algunas mentes pues al final de cuentas es un bug bastante extraño, pero real.

Todo esto viene a cuento porque me encontré con un blog que asocia películas con filosofía. Son cinco películas, entre ellas la de "Conan, el bárbaro". Como no soy experto en cine, ni en filosofía no pretenderé explicar mi desacuerdo por esas opiniones. Me parece que ni son todas las que están, ni están todas las que son, y las que están como que me gustan más para otros filósofos, como ocurre con Matrix que se queda en un espacio filosófico cierto pero genérico: las ideas de Platón, cuando lo trascendente de esa película es la explicación de una realidad que está por encima de lo que nosotros creemos.

Los maestros del Zen, por ejemplo, explican que las palabras se interponen entre la realidad y nosotros, lo que nos impide comprenderla cómo es realmente. Algo que se asemeja más a la propuesta de Matrix
Pero la mención de Matrix junto con otra película terriblemente impactante, Naranja Mecánica, me despertó una conciencia diferente: ambas películas hablan de control mental. La más antigua con métodos rudimentarios y evidentemente agresivos. La moderna con una inoculación inconsciente en donde no nos damos cuenta que estamos siendo manipulados…excepto por los rebeldes.

En ambas películas hay esperanzas. En Matrix un grupo de rebeldes luchan contra esa manipulación. En Naranja Mecánica el protagonista de la película después de haber sido destruido en su personalidad ante sus intentos delincuenciales, muestra una mirada que deja la esperanza de que volverá a ser él mismo, aunque eso signifique el retorno del delincuente.

Mientras alguien pueda escribir líneas como éstas y otros puedan leerlas,  ambos  estamos conscientes de que  nos alejamos -al menos por este instante- de ese control mental; podremos estar tranquilos de que el “bug” no ha sido resuelto.

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