Parece que los europeos han definido claramente un camino que les ayudará a salir de la crisis en la que se han visto envueltos en los últimos años. Recientemente hablábamos de las marcas británicas y el papel que están logrando apoyados por su gobierno. Italia tampoco se quiere quedar atrás
Hace unas semanas recibí una invitación para asistir a la ceremonia de El Premio Italia México en donde apuntaba a ser todo un evento de lujo en el que invitaban a celebridades como la Miss México y hasta habría alfombra roja. Aunque no asistí de cualquier forma me enviaron el boletín de prensa y la verdad es que me pareció una idea excelente lo que hace el gobierno italiano para premiar a sus compatriotas en los esfuerzos empresariales en territorios para ellos internacionales.
Los premios fueron en cuatro categorías: empresario individual o empresa pequeña, empresa mediana o grande, premio a la trayectoria y un premio de honor. El premio que me llamó la atención fue el primero, pues refleja la importancia que le da un gobierno a un esfuerzo personal, algo que debería de servir de ejemplo en estas latitudes.
El reconocimiento en esta categoría (empresario individual) se le otorgó a Gerlando Falasco Partimar, importador del popular café Illy.
Este café se ha popularizado mucho en algunos restaurantes como “Café de Máquina” y es realmente delicioso. Tengo amigos que seleccionan el restaurante en donde nos citamos simplemente porque sirven este café. También recuerdo a un italiano haber regalado a su suegro mexicano una cafetera especial para este café, para que en su trabajo probara “algo bueno”. Estas anécdotas y otras me han tocado vivir con esta marca de café, pero no recuerdo una campaña de publicidad de esta marca, simplemente porque el poder de la recomendación es mucho más poderoso que cualquier campaña de publicidad.
Este empresario llego al país en 1988 en donde creo su empresa familiar Partimar, dedicada a la importación y distribución de alimentos italianos de alta calidad. Bueno es verdad, los italianos siempre dicen eso de su comida, lo cual debemos reconocer que contribuye mucho al posicionamiento que tiene este tipo de comida en el mundo.
Quizá lo recuerden mejor con su campaña de publicidad de los chocolates Ferrero, que se posicionó en México a través de la imagen de Luis Miguel:
Falasco decidió después importar el café Illy, y a pesar de que en Méixco no existe una fuerte cultura del café su éxito fue tal que en 2005 fue declarado por Illy como su mejor distribuidor a nivel internacional, un éxito interesante para ser una empresa que no debe ser tan pequeña para alcanzar estos resultados, al menos en su rentabilidad.
El modo de integrarse al mercado mexicano es interesante también como ejemplo de lo que debe hacerse: organizó cursos de cocina italiana y a creó una línea de productos refrigerados, realizados de la cocina italiana.
A este empresario italiano lo reconocen por su contribución al acercamiento de ambas culturas a través de la gastronomía. Algo que me gustaría ver del otro lado de la mesa: ¿Cuándo recibiremos una noticia de un empresario mexicano contribuya a difundir nuestra cultura a través de la gastronomía vendiendo enchiladas y chocolates amargos? Incluso al escribirlo parece broma, pero no lo sería tanto si actividades empresariales de este estilo trajean divisas al país.
Hace unas semanas recibí una invitación para asistir a la ceremonia de El Premio Italia México en donde apuntaba a ser todo un evento de lujo en el que invitaban a celebridades como la Miss México y hasta habría alfombra roja. Aunque no asistí de cualquier forma me enviaron el boletín de prensa y la verdad es que me pareció una idea excelente lo que hace el gobierno italiano para premiar a sus compatriotas en los esfuerzos empresariales en territorios para ellos internacionales.
Los premios fueron en cuatro categorías: empresario individual o empresa pequeña, empresa mediana o grande, premio a la trayectoria y un premio de honor. El premio que me llamó la atención fue el primero, pues refleja la importancia que le da un gobierno a un esfuerzo personal, algo que debería de servir de ejemplo en estas latitudes.
El reconocimiento en esta categoría (empresario individual) se le otorgó a Gerlando Falasco Partimar, importador del popular café Illy.
Este café se ha popularizado mucho en algunos restaurantes como “Café de Máquina” y es realmente delicioso. Tengo amigos que seleccionan el restaurante en donde nos citamos simplemente porque sirven este café. También recuerdo a un italiano haber regalado a su suegro mexicano una cafetera especial para este café, para que en su trabajo probara “algo bueno”. Estas anécdotas y otras me han tocado vivir con esta marca de café, pero no recuerdo una campaña de publicidad de esta marca, simplemente porque el poder de la recomendación es mucho más poderoso que cualquier campaña de publicidad.
Este empresario llego al país en 1988 en donde creo su empresa familiar Partimar, dedicada a la importación y distribución de alimentos italianos de alta calidad. Bueno es verdad, los italianos siempre dicen eso de su comida, lo cual debemos reconocer que contribuye mucho al posicionamiento que tiene este tipo de comida en el mundo.
Quizá lo recuerden mejor con su campaña de publicidad de los chocolates Ferrero, que se posicionó en México a través de la imagen de Luis Miguel:
Falasco decidió después importar el café Illy, y a pesar de que en Méixco no existe una fuerte cultura del café su éxito fue tal que en 2005 fue declarado por Illy como su mejor distribuidor a nivel internacional, un éxito interesante para ser una empresa que no debe ser tan pequeña para alcanzar estos resultados, al menos en su rentabilidad.
El modo de integrarse al mercado mexicano es interesante también como ejemplo de lo que debe hacerse: organizó cursos de cocina italiana y a creó una línea de productos refrigerados, realizados de la cocina italiana.
A este empresario italiano lo reconocen por su contribución al acercamiento de ambas culturas a través de la gastronomía. Algo que me gustaría ver del otro lado de la mesa: ¿Cuándo recibiremos una noticia de un empresario mexicano contribuya a difundir nuestra cultura a través de la gastronomía vendiendo enchiladas y chocolates amargos? Incluso al escribirlo parece broma, pero no lo sería tanto si actividades empresariales de este estilo trajean divisas al país.
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