El poder de la intención en las redes sociales

El día de ayer fui testigo inevitable del modo en cómo un galán de 60 años conquistaba a un par mujeres, también sesentonas, con técnicas tan masticadas que rayaban en lo cursi. No pude evitar presenciar el acontecimiento. Estaban en la fila de atrás del avión donde viajaba y hablaban y reían tan fuerte que no podía concentrarme en mi lectura. El conquistador lo conocí unos instantes antes de su odisea, era un doctor de actitud amable. Iba delante de mí en la línea para abordar el avión, quien de pronto se detuvo a buscar algo en su equipaje de mano y con una sonrisa me pidió que por favor tomara su lugar, haciéndose a un lado. A las mujeres nunca las vi directamente, pero eran parte de un grupo de mujeres de edades similares, lo cual no fue una limitante para que durante su conversación su entusiasmo fuera creciendo tanto que sus feromonas se desbordaran al grado de que temí que salpicaran a todas las personas que estábamos a su alrededor.

Mientras esto ocurría, yo intentaba leer el libro Linked de Albert-Lazió Barabási, que en la introducción comparaba a San Pablo de Tarso en su labor de propagación del cristianismo en sus primeros años de esta era, con un hacker de 15 años que en el 2000 puso de cabeza a Yahoo! con un ataque masivo de computadoras zombies. Según el autor ambos tenían la habilidad de utilizar adecuadamente el poder de las redes, la primera de seres humanos en la sociedad antigua, el segundo de computadoras interconectadas.

Cerré el libro intentando pensar en esta similitud, pero la plática banal que escuchaba no me permitía reflexionar, en lugar de eso me distraía con la sonoridad de las palabras dejándome poco sorprendido de cómo a pesar de la calidad del contenido de la conversación, el interés iba subiendo a cada instante, sobre todo en la medida en que se iban tocando temas cada vez más personales. De pronto recordé el concepto de la dinámica de las redes sociales que he mencionado en otras ocasiones y encontré una agradable coincidencia entre las redes de San Pablo, la proeza del hacker y la conquista que ocurría a mis espaldas (y que en ese momento ya definían una cita para tomar una copa en la noche): en los tres casos existe la conexión, el contenido es conocido, pero la intención de los jugadores es la que determina el ritmo de la comunicación creando una fuerza creciente.

La intención define la historia… ¿cuántas veces pensamos en la intencionalidad de la gente con la que tratamos de interactuar en este renovado juego de las redes sociales?

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