El periodismo que quisiera

Algunas veces me da por escuchar noticias en radio o verlas en televisión. Ya casi no lo hago porque la mayoría de las veces me dejan más dudas que información de valor, también porque el material es visiblemente parte de diversas campañas de las mal llamadas actividades de “relaciones públicas” de alguna institución de gobierno o de grupos privados con mucho poder económico y político.

Pero a veces me gana la curiosidad y…no tardo mucho en arrepentirme. Hoy es mala época, a todas luces se nota que la carrera presidencial está arrancando, todos los aspirantes buscan reflectores y los medios se los dan. Y yo ya no quiero oír a ningún político

Así que como consumidor de noticias que soy, propongo un formato de noticiario que me gustaría ver. No sé, quizás y yo forme parte de un nicho de mercado que a algún empresario pueda interesarle: me gustaría un presentador de noticias sobrio, que no ponga adjetivos ni gestos a sus noticias. Que busque la objetividad a través de la pluralidad. Que no le dé la voz a los políticos, no son necesarios, me aburren; Mejor que le dé la voz a analistas y a la gente mediante sistemas modernos de participación como las redes sociales. Que busque el equilibrio en la variedad de noticias, no sólo de política, también hay empresarios, movimiento sociales, ecología, tecnología, universidades y sobre todo cultura, casi no se habla de ella y cuando ocurre, se hace bajo un formato comercial y a veces hasta político; pero casi nunca se llega a hablar de esas creaciones culturales que cambian la vida y la visión de quien las experimenta. Un noticiario que logre credibilidad a través de mostrar su independencia respecto a sus anunciantes y la política. Sin rasgarse las vestiduras, jugando a la política sí, pero en su faceta creativa: como el arte de lo posible. Que no caiga en las trampas de las relaciones públicas y no se convierta en un medio de trasmisión de información mecánico. Que filtre el rollo, la paja, el choro, no el contenido. Un noticiario que esté respaldado por un periodismo de investigación, que no requiere necesariamente de despliegue tecnológico y de meterse a los ríos hasta la cintura, eso es sensacionalismo. Es mucho más enriquecedor de buscar las causas tras los fenómenos y no de destacar éstos como espectáculo de pantalla. Un noticiario que de información que no sólo de números de cadáveres sin cabeza, sino que también de información de aquello que permite crecer y vivir a muchos en este mundo complicado pero no imposible. Un noticiario que empuje a la gente a hacer las cosas mejor y no sólo a criticar nuestro entorno y a vivir con temor.

Es probable que hoy sea una utopía, pero todo empieza como un proyecto que algún día podría encontrar su lugar en el tiempo y en el espacio.

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