Marcas y directores generales

Es un lugar común el decir que las empresas son el reflejo de las virtudes y defectos del director general. Los responsables no sólo conducen el rumbo de sus empresas, sino que también influyen en la forma en cómo es percibida la negociación que dirigen.

Por supuesto hay matices, sobre todo en las empresas globalizadas que tienen country manager cuya influencia, en ocasiones es menor. Esta influencia es más notable cuando la empresa no pertenece a ninguna corporación, sea del tamaño que sea.

En las empresas donde la institucionalidad es muy fuerte, sus miembros buscan un perfil que les sea acorde, no sólo en sus directivos si no en todos los empleados. La empresa se convierte de este modo en una especie de tribu o ejército que tiene modos de actuar y pensar similares. En el fondo su mecanismo es igual al de las pandillas, aunque vistan de traje y tengan un trato cortés.

Hay personas que forman su personalidad, consciente o inconscientemente, antes de entrar a las empresas a las que pertenecen. Muchas veces he escuchado del perfil Procter & Gamble, o de la impecabilidad de los ejecutivos de IBM.

Pero ¿qué hay de las empresas más informales en su estilo como Microsoft? ¿La personalidad informal de Bill Gates afecta en el estilo de sus ejecutivos? Sin duda.

Conocí a Alberto González, director general actual de Microsoft en México, mucho antes de que trabajara en esta empresa. Colaboramos en otra compañía, pero en áreas diferentes. Siendo apenas un recién egresado de su carrera universitaria, dió muestras de tener una personalidad no ordinaria que le hacía destacarse de los demás, el recuerdo que conservo es una anécdota que me relató una compañera de trabajo mutua: En una ocasión, cuando ellos regresaban visitar a un cliente, pasaron al lado de la montaña rusa del bosque de Chapultepec. En cualquier mañana de un día laboral, sin más González convenció a su compañera de hacer un breve alto en el camino y subirse a la montaña rusa. Su compañera llegó a la oficina entre entusiasmada y divertida por esa inesperada aventura que vivieron.

Cuando lo nombraron director de Microsoft, me encontré a uno de sus jefes en la época en que laboramos en la misma empresa.
“¿Es el mismo Alberto González que conocimos?” - le pregunté
-“Claro” –luego añadió. “Siempre mostró mucho talento, le decía que era inteligente y que la aprovechara, pues a veces le sobraba demasiado tiempo”

Tampoco a Gates parece importarle lo que hace y ha demostrado que logra sus objetivos.

Hace unas semanas asistí a una conferencia que dio acerca de los beneficios de Microsoft para sus distribuidores y para la pequeña industria. Me pareció que se equivocó en explicar algunas cifras que dio, pero lo hizo con tal seguridad que nadie pareció darse cuenta.

Microsoft comete errores, pero los niega con tal seguridad que nadie parece darse cuenta.

González nació para Microsoft y ha llegado a ser su director general.

La gente tiende a acercarse a empresas que se le parecen y las empresas buscan personas que se les parezcan. En este mundo de tribus y pandillas, la pregunta que todos debemos hacernos es si queremos ser como ellas, o ser tan antisociales que prefiramos construir una propia. Lo importante creo es tomar una decisión que permita expresar lo que realmente eres.

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