El agridulce sabor del proyecto “Vive México”

Se necesitó una crisis mundial de índole catastrófica, una estampida de capitales de casi 4 mil millones de dólares, una contingencia sanitaria histórica y una ola de racismo contra los mexicanos, para que los planificadores del desarrollo nacional voltearan hacia el mercado interno.

No es que esté mal el proyecto. Lo necesitamos. Sólo contamos con nosotros mismos para salir adelante y más vale que empecemos apoyándonos unos a otros, que consumamos productos mexicanos, hagamos turismo nacional y viremos nuestra mirada para apoyar a nuestros compañeros, vecinos y próximos (palabra ésta última que es equivalente a “prójimos” pues viene del latín proximus)

Lo que me deja este saborcito agrio es que esta decisión sea una medida extrema, cuando todo lo demás parece perdido. Como mexicanos debimos apoyarnos desde hace decenas de años, quizá siglos. La solución del país es la misma con la de los individuos, no está en el exterior, en la conducta de los demás, si no en nosotros mismos, en nuestra actitud y en el desarrollo de nuestras habilidades y confianza.

Comentarios