La ecuación empresarial del periodismo

Las escuelas de Periodismo, los académicos, expertos y la gente con una amplia trayectoria y experiencia en esta profesión deberán de estarse preocupando respecto al futuro de esta actividad que ha jugado un papel determinante en la historia de la humanidad de al menos los dos últimos siglos. La situación no es para menos. Los obstáculos para un ejercicio sano, independiente, y por ende informativo, crecen cada día más:

-El control de la información. Como un contrasentido en una sociedad cada vez más comunicada, el desarrollo de las ciencias del comportamiento combinado con la aplicación estratégica de las tecnologías de la información, y por supuesto la aplicación llana del poder, ha derivado en una eficiente administración de información clave en el ámbito político. Al menos el contexto en el que me toca vivir, es muy interesante observar como una campaña de concientización gubernamental corre en paralelo a través de dos discursos aparentemente diferentes entre sí: el publicitario y el informativo, de modo tal que sea el canal de televisión o de radio que se vea o se escuche, el mensaje es el mismo. Por supuesto en este contexto no hay una verdadera labor periodística; en todo caso se cumple un papel de vocero.

-El modelo de negocios. La tendencia del lector a abandonar el papel y moverse hacia el formato digital se agudiza con la crisis. El cierre de versiones impresas es ya una realidad. Desafortunadamente el modelo digital es más barato en su venta, pero no así en la producción editorial, que es la misma que en el papel o incluso más cara pues la web permite usar texto, sonido y vídeo. La caída de los presupuestos en las áreas editoriales pone en riesgo la calidad de producción de materiales periodísticos.

-La web 2.0. La tentación de emplear el material generado -sin costo- por los propios lectores, será una tentación muy grande para los propietarios de estos medios con problemas financieros. A muchos empresarios no les importará si la calidad de la información es mala, siempre y cuando se sigan leyendo sus notas y por lo tanto sus anuncios se exhiban. Por supuesto en este caso será el periodismo el que pagará los platos rotos.

En este contexto es relevante preguntarse sobre el futuro de esta profesión. ¿Deberá redefinirse como lo plantean algunos expertos? Mi punto de vista es que no. En la historia de la humanidad hay grandes cosas que, pase lo que pase, perduran en el tiempo sin cambios. Y este es el caso del periodismo. Más bien quienes lo ejercen deberán regresar a sus bases. Releer, o en su caso, leer sobre la ética del periodismo, el manejo de la objetividad, de las fuentes de información, de la calidad de la redacción y del desarrollo de habilidades de comunicación para que sus mensajes sean interesantes, atractivos, verídicos e informativos para cualquier clase de público.

Esto no es un deseo de buenos deseos para fin de año. Tampoco es una convicción sustentada en la fe y en ideales de libertad. Para mí es una ecuación empresarial. Los medios (y los periodistas) que se apeguen a estos principios, tendrán credibilidad y ganarán la atención del público. Esa atención que es tan requerida por la publicidad y la mercadotecnia. Esa atención que no logran los mensajes chatarra como los “reality shows”, que captan masa pero sin segmentación.

Si se logra la atención de un público bien segmentado, habrá negocio. No importa si la información se trasmite por papel, por ondas hertzianas o por bits y bytes. La viabilidad de este negocio, el encontrar la fórmula para hacerlo posible en un mundo de realidades económicas y políticas no es tarea del periodista, si no del empresario de medios.

Por cierto este artículo sobre siete formas de matar el periodismo es recomendable

Comentarios

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