Televisoras, las perdedoras del marketing político

Con la insistente declaración del candidato a la presidencia de México López Obrador de que su estrategia es no participar en el juego de medios en el que lo quieren meter sus adversarios , quienes podrían quedar como perdedores, independientemente de los resultados electorales finales, serán las televisoras.

Y no es por las reacciones que pueda tener el triunfador, si no por el costo que pagarán estos medios al ponerse en evidencia de que al menos a una tercera parte del electorado ya no tiene la capacidad de persuadirlos.

Suena un poco descabellado, pero lo voy a intentar explicar: López Obrador se ha puesto frente a la televión para desconocerlo como medio de comunicación de su propuesta política: estoy haciendo una campaña a ras de tierra y espero que la gente lo entienda, declaró el día de ayer como respuesta a su inasistencia al debate. Directo y sin rodeos dice que no cree en el poder de los medios.

Y, con razón o sin ella, al menos una tercera parte de adultos con capacidad de votar le apoya. López Obrador no sólo desconoce el poder de convicción de su adversario, si no el de la televisión pública que llegan al 98% de los hogares del país. De adultos que son consumidores y auditorio de sus programas, líderes de opinión en sus hogares también

En otros tiempos esto no tendría mucha importancia, pero ante la explosión de alternativas de información y autogeneración de contenido por parte del consumidor, es bastante riesgoso -comercialmente hablando- para las televisoras el que se haga ten evidente un resultado así, pues aún cuando los resultados finales fueran desfavorables para el candidato del PRD, quedaría muy claro que su poder de persuasión no es efectivo en un amplio sector de la población. Y los consecuencias serían todavía más costosas si este candidato obtiene mayoría.

Los competidores de las televisoras públicas están cerca: nada menos que Telmex, el propietario del 95% de las líneas telefónicas del hogar, está a punto de obtener permiso para trasmitir un canal de televisión por sus canales.

Interesante, sobre todo para los que piensan que el uso de la televisión, independientemente de la calidad de sus mensajes, es suficiente para alcanzar objetivos de persuasión.

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