¿Política?... para nada

La norma de cortesía básica en cualquier reunión social es evitar hablar de política, fútbol y religión. Y es verdad, las tres implican creencias y encierran pasiones. Un amigo filósofo irreverente, hoy honorable anciano, solía decir: “creer es un acto de fe”. Yo siempre he interpretado esa frase algo así como primero quieres creer, luego entonces crees. Por ello es difícil discutir de religión y quizá de fútbol. Pero el caso de la política es diferente.

Uno puede ser o no creyente, puede a uno gustarle o no el fútbol, pero es imposible dejar de ser político. Su definición lo dice todo: proceso y conducta de la toma de decisión de un grupo. Es decir si decidimos no participar en política, estamos haciendo política, si no queremos acercarnos a temas de política, estamos tomando una posición política: Si no hablamos de política, estamos definiendo nuestra participación política ¡Bueno ha habido ocasiones en las que hasta los muertos votan!

Así que si usted cree que el hablar de política es sólo asunto de políticos, piénselo de nuevo, quizá usted sea miembro de ese segmento de la población en cuyas decisiones está recayendo la responsabilidad del rumbo político que tome el país, es decir el platillo más atractivo de los partidos políticos de la actual campaña presidencial.

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